lunes, 9 de enero de 2012

"Margarita en la rueca"

Lied de Schubert basado en un fragmento del "Fausto" de Goethe.
"Margarita en la rueca"



Meine Ruh’ ist hin,
Mein Herz ist schwer,
Ich finde sie nimmer
Und nimmermehr.

Wo ich ihn nicht hab
Ist mir das Grab,
Die ganze Welt
Ist mir vergällt.

Mein armer Kopf
Ist mir verrückt,
Mein armer Sinn
Ist mir zerstückt.

Nach ihm nur schau ich
Zum Fenster hinaus,
Nach ihm nur geh ich
Aus dem Haus.

Sein hoher Gang,
Sein’ edle Gestalt,
Seine Mundes Lächeln,
Seiner Augen Gewalt,
Und seiner Rede
Zauberfluß,
Sein Händedruck,
Und ach, sein Kuß!

Mein Busen drängt sich
Nach ihm hin.
Ach dürft ich fassen
Und halten ihn,
Und küssen ihn,
So wie ich wollt,
An seinen Küssen
Vergehen sollt!



Desapareció mi sosiego
y me pesa el corazón,
nunca conseguiré
hallar la paz.

Soy como una muerta
si él no está junto a mí.
El mundo entero
carece de atractivo.

Enajenada tengo
mi pobre cabeza,
y todos mis sentidos
deliran incoherentes.

Si miro por la ventana,
sólo a él mis ojos buscan.
Únicamente por encontrarlo
salgo fuera de casa.

Su caminar altivo,
su noble figura,
la sonrisa de su boca
y el fuego de su mirada.

El fluir encantador
de sus palabras,
la caricia de sus manos,
¡Oh! ¡Y sus besos ardientes!

Mi pecho hacia él se enarca
en poderoso impulso.
¡Si pudiera cogerlo,
retenerlo junto a mí,
y besarlo,
hasta saciar mis ansias,
hasta quedarme muerta
bajo sus labios!

domingo, 8 de enero de 2012

El Adorno de los Abdâls

Por Muhyiddin Ibn 'Arabi
Tomado de Webislam.com

El escrito que a continuación se traduce es uno de los numerosos tratados que realizo Ibn Arabi a lo largo de su vida. Este fue escrito en la primera mitad, pero a una época donde ya el maestro se había revelado como Sello de la Santidad muhammadiana. Aquí expone de manera muy concentrada los medios que utilizan una alta categoría de Iniciados, los Abdâls (la palabra Abdâl es el plural de Badal). La noción de 'hilya' (= "adorno") no es una simple figura literaria; a lo que se refiere es a "la asimilación de las cualidades divinas" y no un simple adorno externo. Ese 'adorno' es en realidad una manifestación de los Nombres divinos. Esta traducción se ha hecho sobre la base de la edición de Damasco (1929) y dos manuscritos de la Biblioteca Nacional de Paris.
Traducción de Aisha Campos y Francisco Javier González
Mallorca 1999
En recuerdo de Diego Pascual

El Adorno de los Abdâls
En el Nombre de Al-lâh, El más lleno de Gracia, El más misericordioso. Alabado sea Al-lâh, que nos inspira y " nos ha enseñado lo que no sabíamos, ¡Él nos ha otorgado un inmenso favor!" Que Al-lâh bendiga y dé su recompensa al Profeta Muhammmad, que recibió en la estación Suprema "Todas las Palabras".
En la noche del lunes 22 del mes de Jumâdâ-l-Ulâl [aproximadamente mediados de septiembre] del año 599, me encontraba cumpliendo la etapa de El-Mayah, en Taif [localidad a 75 millas al sudeste de la Meca]. Con ocasión de la peregrinación que habíamos realizado a la tumba de Abdalah Ibn Abbâs, primo del Profeta, mis dos compañeros Abu Muhammad Badr ibn Abdalah al-Habashi y Abu Abdalah Muhammad ben Khâlid es-Sadafi at-Tilimsâni —que Al-lâh les sea propicio a los dos—, me rogaron que redactara para ellos alguna enseñanza de provecho en la vía hacia la vida futura.
Después de pedir ayuda a Al-lâh para realizar este trabajo, escribí el presente texto, al que titulé "El adorno de los Abdal y sus manifestaciones en el conocimiento de los estados espirituales" para que este sea útil tanto a mis compañeros como a otros buscadores de la Verdad. Este breve tratado incluye las diferentes formas de la voluntad espiritual. Para todo esto pido apoyo y ayuda al Existenciador del Universo.
Has de saber que la Autoridad (al-hukm) es fruto de la sabiduría (al-hikma) y que la Ciencia (al-' ilm) es fruto del conocimiento (al-ma'rifa). Aquel que no tiene sabiduría, no tiene Autoridad, y aquel que no posee conocimiento, no tiene Ciencia. El que detiene a la vez Autoridad y Ciencia se constituye "para Al-lâh", y el que posee sabiduría y conocimiento existe "por Al-lâh": las gentes de Autoridad y Ciencia son "lâmiyyûn" (tienen por emblema la letra lâm); y los sabios conocedores son "bâ' iyyûn" (tienen como emblema la letra bâ') Mientras el asceta se complace en renunciar al mundo, " el que confía en Al-lâh" descansa enteramente en su Señor. En tanto el discípulo (murid) se sumerge en cantos espirituales y en entusiasmo aniquilador, el adorador se entrega totalmente a su devoción y continuos esfuerzos de auto superación. Mientras el sabio conocedor ejerce la fuerza de su espíritu y se concentra sobre su meta, los que están investidos de Autoridad y poseen la Ciencia quedan ocultos en lo invisible y no los percibe ni el "conocedor", ni el "buscador", ni el "adorador", ni tampoco los ve el "confiado a Al-lâh", ni el "asceta".
El asceta renuncia al mundo para obtener su precio; el que confía, se pone en las Manos de su Señor para alcanzar su meta; el discípulo trabaja con entusiasmo para abolir su pena; el adorador pone su celo en la esperanza de acceder a la " proximidad"; el conocedor tiene sus miras en la "llegada"; ¡pero la Verdad sólo se revela a aquel que ha borrado su propia huella, y pierde hasta su nombre!
El Conocimiento es un velo sobre lo Conocido, y la sabiduría una puerta ante la cual todos se paran. Igualmente todos los otros modos espirituales, son instrumentos, como lo son las letras vocales, ya que si los tomas como un fin en si mismos, cegaran tu mirada, y apagaran tus luces. Ten en cuenta que si no existiesen los Nombres, el Nombrado aparecería; si no existiese el amor, la Unión persistiría; si no estuviesen las diferentes etapas del Camino, todos los grados serian conquistados; si no estuviera el Si supremo (Huwiyya), aparecería el Yo supremo (Anniyya); Si no hubiese Huwa, Él, habría Anâ, Yo; si no estuviera Anta, Tú, se vería la marca de la ignorancia; Si no estuviese la comprensión ordinaria, se afirmaría el poder de la Ciencia Pura, ¡entonces las tinieblas serian abolidas y todas esas pesadas bestias despegarían como imponderables pájaros hacia las exigüidades de la extinción!
A tu corazón, Él se revela. Él que siempre ha morado en el inescrutable misterio. Pero eras tú mismo el velo sobre tu ojo, Aunque eso fuese por virtud de tu similitud divina. Entonces, el corazón ve Aquel que nunca ha cesado en Su llamada hacia Él. Así vino un Propósito, encerrando toda Palabra, y su gloria fue manifestada por el Enviado de la Región Suprema.
En el año 585 en Marchena, en la región de Andalucía, teníamos un compañero, de entre los hombres santos, de nombre Abdul-Mâjîd ben Selmah, que se ocupaba de enseñar el Corán. Era un excelente jurista que sabia de memoria el Corán y los Hadices, hombre de piedad y merito que siempre estaba al servicio de los fuqarâ, que Al-lâh le sea propicio. Me contó lo que le ocurrió en una ocasión: " Una noche, me dijo, mientras me encontraba en la habitación donde habitualmente hacia mis plegarias, al terminar estas me incliné invocando el Nombre de Al-lâh. Noté de improvisto, que una persona retiraba la tela sobre la que rezaba y la reemplazaba por una gruesa estera. Luego me dijo: ¡Haz tus plegarias sobre esta estera! Yo había cerrado con llave la puerta de la habitación, y me encontraba solo. El miedo se apodero de mí. Aquel hombre me dijo:"El que vive en la intimidad de Al-lâh no se asusta -y añadió- pero témeLe en todos los estados". Tuve entonces una inspiración, y le pregunté:"¡Oh, Sîdî! , ¿Por qué medios llegan los Abdâl a ser Abdâl?", y él me respondio": Por los cuatro medios que ha mencionado Abú Tâlib (al-Makkî) en su libro 'El Alimento de los Corazones': Por el silencio, la soledad, el hambre y la vigilia.Después de esto este hombre desapareció, sin que yo supiese por donde, ya que la puerta estuvo todo el tiempo cerrada. Sin embargo, la estera que me había traído estaba debajo de mí".
Ese hombre era uno de los Abdâl. Su nombre es Mu'âdh Ibn Ashras -que Al-lâh este satisfecho con él-. Las cuatro cosas que menciono son los pilares y los soportes de esta noble vía. El que no se apoya en ellas, y por ellas no obtiene la estabilidad, yerra en la vía de Al-lâh. ¡Que Al-lâh sea exaltado! Nuestro propósito en estas páginas, es introducirnos en el conocimiento de cada una de estas etapas, dedicándole a cada una de ellas una sección, y exponer las ideas y estados espirituales que comportan. ¡Que Al-lâh nos ponga a ustedes y a mí, entre los que siempre las practican y las realizan. Él tiene todo el poder para esto!
El silencio de la lengua es una característica común de todos los hombres espirituales, y de todos los Maestros de la Vía. El silencio del corazón es distintivo de " los que están cerca", que son gentes contemplativas. El estado (hâl) que el silencio otorga a los sâlikûn, les preserva de dificultades, y el estado de "los que están cerca", es el conversar en la familiaridad señorial. Aquel que observa el silencio en todos los estados y sus formas, conversa solamente con su Señor; aunque es evidente que es imposible un silencio absoluto para el hombre y su alma. No obstante, si él se desliga de las conversaciones con los demás, y se interioriza con su Señor, él se vuelve "confidente de su Señor", y cuando habla lo hace con justicia, porque habla según "Al-lâh", como se puede ver en lo que Al-lâh dice refiriéndose a su Profeta: "NO habla movido por sus pasiones" (Corán 53,3). La palabra correcta es fruto del silencio. La palabra "con otro que Al-lâh", es una falta en todos los casos. La palabra"de otra manera que por Al-lâh", es un daño visto desde todos los ángulos. Al-lâh dice:"Nada entra en la mayor parte de sus conversaciones, a excepción de aquel que recomienda la limosna, o una buena acción, o la armonía entre los hombres" (Corán 4,114). También dice:"Se les mandó adorar a Al-lâh con un culto sincero" (Coran 98,5). Por el estado de silencio se llega al maqâm de la Revelación, con sus diferentes formas. El silencio produce el "conocimiento de Al-lâh".
La soledad es un medio para asegurar el silencio de la lengua; es evidente que el que se aleja de los hombres y no tiene con quien conversar, de forma natural es llevado a renunciar a las palabras. La soledad es de dos clases: la del aspirante, que consiste en evitar mezclarse con los demás, y la de los conocedores, que estriba en el hecho de evitar interiormente el apego a las cosas creadas. En el corazón de estos últimos no hay sitio que no sea para la Ciencia de Al-lâh, que constituye el Testimonio de la Verdad, resultado de la práctica de la contemplación que reside en el corazón. Existen tres móviles espirituales para aquellos que practican el aislamiento:
A) Miedo del daño que puedan recibir de los hombres.
B) Miedo de hacer daño a los demás. Esto es más valioso que el motivo anterior, porque en el primero uno piensa mal de los otros, y en este segundo caso, la mala opinión recae sobre uno mismo, ya que te conoces mejor.
C) La necesidad de estar permanentemente en compañía del Maestro. El hombre superior huye de sí mismo, para obtener la presencia de su señor. El que prefiere la soledad a frecuentar a los demás, antepone a su señor, y nadie sabe de qué dones y secretos Al-lâh le beneficia.
La soledad es experimentada cuando el corazón se retira de las cosas creadas, y esta en intimidad con Él, que fue la causa del deseo de soledad. La soledad por ella misma, cumple al mismo tiempo con la condición de silencio, entendiendo, claro esta, el silencio de la lengua. En cuanto al silencio del corazón, el aislamiento no lo consigue forzosamente, porque se puede dialogar de otra manera que "por Al-lâh", y con "otro que Al-lâh". Por esto hemos considerado el silencio, en su conjunto, como regla independiente en la Vía. El que se adhiere a la soledad, descubre el 'secreto de la Unidad Divina y, más específicamente el conocimiento de los secretos de la Unidad, en el aspecto de cualidad. El hâl propio de la soledad consiste en el desprendimiento de atributos, tanto para el adepto como para el que ya tiene la realización. El modo más alto de soledad es el retiro, que consiste en el aislamiento dentro del aislamiento. Por esto sus frutos son más valiosos que en el aislamiento ordinario. El que practica la soledad tiene que tener certeza en Al-lâh, para que ningún pensamiento le desviara de su meta. Si le falta esta certeza, que prepare por adelantado su fuerza, a fin de ser ayudado en su certeza, por todo lo que se le desvelara en su soledad. Esto es fundamental e indispensable y una de las reglas que condiciona la práctica del aislamiento. La soledad procura "el conocimiento del Mundo".
El hambre es la tercera regla fundamental en esta vía divina. Ella atrae la cuarta regla que es la vigilia; al igual que la soledad comporta el silencio. El hambre puede ser de iniciativa libre: es el hambre de los sâlikûm. El hambre puede ser también debido a una fuerza mayor; este es el hambre de los muhaqqiqûn. El motivo es que el ser realizado no se impone a sí mismo una dieta nutricional, sino que de una manera natural su dieta disminuye, al entrar en contacto con la Divina Intimidad. Si por el contrario se encuentra en la condición de Temor Reverencial, producido en su corazón por la contemplación de la Majestad Divina, resultado de la Belleza Pura, entonces, este ser realizado siente la necesidad de ingerir mucha comida. Este aumento por parte de los muhâqqiqûn, es un signo seguro de la fuerza con que las luces de la verdad se abalanzan sobre sus corazones, como efecto de la Inmensidad que han descubierto en su Contemplado. También, bajo otra perspectiva, la reducción de comida significa para ellos, una prueba certera de las relaciones de intimidad que tiene con su Contemplado.
En los sâlikûn, el aumento en la cantidad de comida es signo evidente de su alejamiento de Al-lâh, y del rechazo por parte de Este de Su Puerta. Muestra también el grado de esclavitud en que los tiene el alma bestial y concupiscente. La disminución de la comida para ellos es un signo de que los hálitos de Gracia Divina pasan sobre sus corazones y les ayudan a olvidar las necesidades del cuerpo. De todas formas, la práctica del hambre es en todos los estados un medio que intercede a favor tanto del sâlik como del muhâqqiq, ayudando a conseguir un grado más elevado en sus "estados espirituales", para los primeros, y en sus" secretos adquiridos" para los segundos. Pero ha de estar bien claro para el que practica la regla del hambre, que no ha de exagerar su duración, pues un exceso le llevaría a la extravagancia mental, a la perdida de la razón y a un desequilibrio orgánico. A un sâlik, cuyo objetivo sea alcanzar un mayor estado espiritual, no le está permitido la practica del hambre, a no ser por mandato expreso de un Maestro Iniciatico (Sheik). Por propia iniciativa no debe hacerlo, pero es licito (si no tiene director espiritual) reducir la cantidad de comida, y hacer de forma regular algún tipo de ayuno, como por ejemplo, comer una sola vez al día. Si en alguna ocasión quiere comer grasa, que no la tome más de dos veces por semana, y esto hasta que encuentre un Sheik. Cuando esto ocurra, lo único que ha de hacer es poner su suerte en sus manos, y este se ocupara de su guía, y de todo lo concerniente a sus estados espirituales.
El estado del hambre tiene un hâl y un maqâm. En los sâlikûn, el hâl esta caracterizado por la humildad, la sumisión, la modestia, la dulzura, el espíritu de pobreza, la ausencia de vanidad, el porte sosegado y la ausencia de pensamientos viles. En los muhâqqiqûn, el hâl esta formado por la agudeza, pureza, afabilidad, retiro del mundo y trascendencia del carácter mundano, por virtud de la Potencia Divina y del Poder Señorial. El mâqam es el de la Sustentación universal. Es una condición muy elevada, caracterizada por secretos intelectuales, desvelamientos contemplativos y los estados espirituales descritos en nuestro libro titulado ' Mawâqi an-Nujûm', en el capitulo relativo al Corazón, pero esta parte solo se encuentra en algunos ejemplares del citado libro, porque lo completé en ese punto en Bujía, en el año 597, cuando ya habían salido numerosas copias que no llevaban las precisiones sobre esta morada iniciatica.
Tal es la utilidad del hambre en vista de la obtención de la energía espiritual (himma). Lo expresado no trata del hambre ordinaria. Ésta puede ser practicada con miras al restablecimiento y equilibrio del organismo y para el bienestar del cuerpo, nada más.
El hambre procura el conocimiento de Satán. Que Al-lâh nos proteja, y a ustedes también, del mal de este.
La vigilia es fruto del hambre, porque el vientre vació aleja el sueño. Hay dos clases de vigilia: la del corazón y la del ojo. El corazón está en estado de vigilia cuando saliendo del sueño de la indiferencia y descuido busca las contemplaciones. La vigilia del ojo procede del deseo de mantener la fuerza del espíritu dentro del corazón durante " el coloquio nocturno", ya que cuando el ojo duerme, la actividad del corazón cesa; pero si el corazón vela mientras el ojo duerme, es para alcanzar la visión contemplativa en el " centro secreto" (sirr), mencionado anteriormente, y no por otra razón. No es conveniente pensar en otra cosa que no sea ésta.
La utilidad de la vigilia es la de mantener la actividad consciente del corazón, y por este medio lograr la progresión hacia los grados superiores guardados en Al-lâh el Sublime. El hâl o estado que caracteriza la vigilia, es la conservación del momento espiritual con Al-lâh, tanto para el salik como para el muhâqqiq; para este ultimo hay en ese estado un crecimiento de los atributos Señoriales, que no conoce el salik. El mâqam que deriva de la practica de la vigilia, es el de la Inmutabilidad o el de la Subsistencia por Si. De entre los iniciados, una parte piensa que es posible realizar la Inmutabilidad como verdad personal y otros mantienen que es posible revestirse de los Atributos.
Yo mismo encontré a Abû Abdallah ben Junaydî que negaba la posibilidad de revestirse de los atributos de la Inmutabilidad. En cuanto a nosotros, somos de la opinión contraria, por el hecho de que las verdades Esenciales nos han enseñado que el hombre Universal (al-Insân al-Kamil), puede ser portador de todos los Nombres de la Dignidad Divina. Si hay entre nuestros hombres algunos que no admiten este punto, es por falta de conocimiento de lo que es el Hombre en su verdad esencial y su constitución; pero aquel que se conoce a sí mismo no tiene más dificultad.

La vigilia confiere el conocimiento del alma.

Todos estos son los pilares del Conocimiento. Éste cumple su ciclo por la obtención de cuatro conocimientos específicos: Al-lâh, el Alma, el Mundo y Satán. Cuando el hombre se aleja de las criaturas y de su propia alma, y hace callar en él la conciencia del yo, para dejar espacio al conocimiento del Señor, y además se desprende de sus ataduras con la comida corporal, y se mantiene en estado de vigilia mientras los demás están sumergidos en el sueño, entonces reúne en él estos cuatro resultados, y su servidumbre es cambiada en señorío, su inteligencia se convierte en facultad intuitiva, su realidad invisible se vuelve manifiesta.
Entonces cuando se va de su lugar, deja un "sustituto" (badal), constituido por una sustancia sutil, con la cual se ponen en relación los espíritus del lugar; cuando un humano de ese lugar manifiesta un vivo deseo por la persona ausente, esa sustancia sutil toma forma corporal delante de ellos. Se le habla y ella habla. Su interlocutor imagina que tiene trato con el verdadero ser, cuando la realidad es que el verdadero ser esta muy lejos de allí haciendo lo que tuviera que hacer. Esta sustancia sutil puede también tomar forma corporal cuando al que pertenece, concibe él mismo un intenso deseo del lugar que ha dejado, o bien que tenga un fuerte vinculo espiritual con ese lugar.
Cuanto antecede puede ocurrirle también a alguien que no sea un Badal. La diferencia estriba en que mientras el autentico Badal sabe que al abandonar un lugar ha dejado un 'sustituto', el que no es Badal, lo desconoce por completo. Esto ocurre porque este no posee plenamente los cuatro fundamentos antes mencionados.
Tú que aspira a los grados de los Abdal, no pienses en los esfuerzos que ello requiere. Es en vano que los codicies. Únicamente realizando paso a paso los estados ascéticos, serás digno de merecerlos. Haz callar tu corazón y vete lejos, retirado de todo lo que te aparte de tu Señor Bienamado. Vela y soporta el hambre. Así alcanzaras su dignidad y serás como ellos, tanto si te quedas en casa como si te vas lejos. La Casa Santa tiene sus reglas bien establecidas. Nuestros Maestros que allí residen son los Abdal.
Entre SILENCIO, SOLEDAD, HAMBRE, y VIGILIA se alza la cumbre del Puro Trascendente. Nosotros pedimos a Al-lâh que nos conceda a ustedes y a mí la gracia de cumplir con estas Reglas, y de acceder a los grados de la Virtud Perfecta. Ciertamente Él es el Maestro Generoso. Alabado sea Al-lâh, Señor de todos los Mundos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Karl Marx tenía razón

El reino de la cantidad....

John Gray, filósofo
Especial para la BBC
Domingo, 11 de septiembre de 2011


Estatua de Karl Marx

Karl Marx pudo haberse equivocado con el comunismo pero, en lo que se refiere al capitalismo, mucho de lo que dijo resultó ser correcto, como señala el filósofo John Gray, quien escribió este artículo para la BBC.

Europa, todo un disparate

Como efecto secundario de la crisis financiera, más y más gente está dándose cuenta de que Karl Marx estaba en lo cierto.

El gran filósofo alemán del siglo XIX, economista y revolucionario, pensaba que el capitalismo era radicalmente inestable.

Tenía incorporada la tendencia de producir auges y colapsos cada vez más grandes y profundos y, a largo plazo, estaba destinado a destruirse a sí mismo.

A Marx le complacía esa característica: estaba seguro de que habría una revolución popular, la cual engendraría un sistema comunista que sería más productivo y mucho más humano.

Marx erró en lo que se refiere al comunismo. Pero su percepción de la revolución del capitalismo fue proféticamente acertada.

No fue sólo sobre el hecho de que en ese sistema la inestabilidad era endémica, aunque en ese respecto fue más perspicaz que la mayoría de los economistas de su época y de la actualidad.

A un nivel más profundo, Marx entendió cómo el capitalismo destruye su propia base social: la forma de vida de la clase media.

La terminología marxista de burgueses y proletariado suena arcaica.

Pero cuando argumentó que el capitalismo hundiría a la clase media en algo parecido a la existencia precaria de los angustiados trabajadores de su época, Marx anticipó un cambio en la manera en la que vivimos que apenas ahora estamos teniendo que afrontar.
Destrucción creativa
Chico sentado en las piernas de la estatua de Marx

A pesar de que se equivocó, Marx pronosticó lo que iba a suceder.

Para Marx, el capitalismo era la teoría económica más revolucionaria de la historia, y no hay duda que difiere radicalmente de los sistemas previos.

Las culturas de los cazadores-recolectores persistieron con su forma de vida por miles de años, las esclavistas por casi el mismo tiempo y las feudales por muchos siglos. En contraste, el capitalismo transforma todo lo que toca.

No son sólo las marcas las que cambian constantemente. Compañías e industrias se crean y se destruyen en una corriente incesante de innovación, mientras que las relaciones humanas se disuelven y reinventan en formas novedosas.

El capitalismo ha sido descrito como un proceso de destrucción creativa, y nadie puede negar que ha sido prodigiosamente productivo.

Prácticamente todos los que viven en países como el Reino Unido hoy en día reciben ingresos reales más altos de los que habrían recibido si el capitalismo no hubiera existido nunca.

El problema es que entre las cosas que se han destruido en el proceso está la forma de vida de la que, en el pasado, había dependido el capitalismo.
La promesa...

Los defensores del capitalismo argumentan que le ofrece a todos los beneficios que en la época de Marx sólo tenían los burgueses, la clase media asentada que poseía capital y tenía un nivel razonable de seguridad y libertad durante su vida.
Mercados

El negocio de los mercados es volátil, y ahora estamos sintiendo las consecuencias.

En el capitalismo del siglo XIX, la mayoría de la gente no tenía nada. Vivían de vender su labor y cuando los mercados se debilitaban, enfrentaban dificultades.

Pero a medida que el capitalismo evolucionó -dicen sus defensores-, un número mayor de personas se beneficiaron.

Carreras satisfactorias dejaron de ser la prerrogativa de unos pocos. La gente dejó de tener dificultades todos los meses por vivir de un salario inseguro. Las personas estaban protegidas por sus ahorros, la casa que poseían y una pensión decente, así que podían planear sus vidas sin temor.

Con la expansión de la democracia y la riqueza, nadie se iba a quedar sin una vida burguesa. Todos podían ser clase media.
La realidad

De hecho, en el Reino Unido, Estados Unidos y muchos otros países desarrollados, durante los últimos 20 a 30 años ha ocurrido lo opuesto.

"La clase media solía pensar que sus vidas se desenvolverían en una progresión ordenada, pero ya no es posible considerar a la vida como una sucesión de niveles en los que cada escalón está más arriba que el anterior"

No existe la seguridad laboral, muchas de las profesiones y oficios del pasado desaparecieron y carreras que duran toda la vida no son mucho más que un recuerdo.

Si la gente posee alguna riqueza, está en sus casas, pero los precios de la propiedad raíz no siempre aumentan. Cuando el crédito es restringido, como ahora, pueden quedarse estancados por años. Una menguante minoría puede seguir contando con una pensión con la cual vivir cómodamente y pocos cuentan con ahorros significativos.

Más y más gente vive al día, con muy poca idea sobre qué traerá el futuro.

La clase media solía pensar que sus vidas se desenvolverían en una progresión ordenada, pero ya no es posible considerar a la vida como una sucesión de niveles en los que cada escalón está más arriba que el anterior.

En el proceso de creación destructiva, la escalera desapareció y para cada vez más personas, ser de clase media ya no es siquiera una aspiración.
Ganancia negativa

A medida que el capitalismo ha ido avanzado, ha llevado a la mayoría de la gente a una nueva versión de la precaria existencia del proletariado del que hablaba Marx.
Disturbios en Grecia

Gray anticipa más disturbios debido a dificultades financieras.

Los salarios son más altos y, en algunos lugares, en cierto grado hay un colchón contra los sacudones gracias a lo que queda del Estado de bienestar.

Pero tenemos poco control efectivo sobre el curso de nuestras vidas y las medidas tomadas para lidiar con la crisis financiera han profundizado la incertidumbre en la que tenemos que vivir.

Tasas de interés del 0% conjugadas con el alza de precios implica que uno recibe beneficios negativos por su dinero y produce la erosión del capital.

La situación para muchos jóvenes es aún peor. Para poder adquirir las habilidades indispensables para conseguir empleo, hay que endeudarse. Y como en cierto momento hay que volverse a entrenar, hay que ahorrar, pero si uno empieza endeudado, eso es lo último que podrá hacer.

Cualquiera que sea la edad, la perspectiva de la mayoría de la gente hoy en día es una vida entera de inseguridad.
Quienes se arriesgan

Al mismo tiempo que ha despojado a la gente de la seguridad de la vida burguesa, el capitalismo volvió obsoleto al tipo de persona que disfrutaba de la vida burguesa.

"La perspectiva de la mayoría de la gente hoy en día es una vida entera de inseguridad"

En los '80s se habló mucho de los valores victorianos, y los promotores del mercado libre solían asegurar que éste reviviría las virtudes del pasado.

Pero el hecho es que el mercado libre socava las virtudes que mantienen el estilo de vida burgués.

Cuando los ahorros se están desvaneciendo, ser cauteloso puede llevar a la ruina. Es la persona que pide grandes prestamos y que no le tiene miedo a declararse en bancarrota la que sobrevive y prospera.

Cuando el mercado laboral es volátil, no son aquellos que cumplen cabalmente con las obligaciones de su trabajo quienes tienen éxito, sino los que siempre están listos a intentar algo nuevo que aparenta ser más prometedor.

En una sociedad que está siendo transformada continuamente por las fuerzas del mercado, los valores tradicionales son disfuncionales y quien quiera vivir de acuerdo a ellos está en riesgo de terminar en la caneca de la basura.
Se desvaneció en el aire

Examinando un futuro en el que el mercado permea todas las esquinas de la vida, Marx escribió en el Manifiesto Comunista: "todo lo que es sólido se desvanece en el aire". Para alguien que vivió en la Inglaterra victoriana temprana -el Manifiesto fue publicado en 1848- era una observación asombrosamente visionaria.
Foto de Karl Marx

Marx fue el coautor de "El Manifiesto Comunista" con Friedrich Engels.

En esa época, nada parecía más sólido que la sociedad en cuyos márgenes vivía Marx.

Un siglo y medio más tarde, vivimos en el mundo que él anticipó, en el cual la vida de todos es experimental y provisional, y la ruina súbita puede llegar en cualquier momento.

Unos pequeño puñado de gente ha acumulado vastas riquezas pero incluso eso tiene una cualidad de evanescente, casi fantasmal.

En los tiempos victorianos, los verdaderamente ricos podían darse el lujo de relajarse, si eran conservadores a la hora de invertir su dinero. Cuando los héroes de las novelas de Dickens finalmente reciben su herencia, no vuelven a hacer nada jamás.

Hoy en día, no existe un remanso de seguridad. Los giros del mercado son tales que nadie puede saber qué mantendrá su valor, ni siquiera dentro de unos pocos años.
No fue el mayordomo

Este estado de alteración perpetua es la revolución permanente del capitalismo y yo pienso que nos acompañará en cualquier futuro imaginable realísticamente.

Estamos apenas a mitad de camino de una crisis financiera que pondrá muchas cosas de cabeza.

"No importa qué digan los políticos sobre la necesidad de frenar el déficit, deudas de la magnitud de las que se han incurrido no pueden ser pagadas"

Monedas y gobiernos probablemente caerán, junto con partes del sistema financiero que creíamos seguro.

No se ha lidiado con los riesgos que amenazaban con congelar a la economía mundial hace apenas tres años. Lo único que se ha hecho es obligar a los Estados a asumirlos.

No importa qué digan los políticos sobre la necesidad de frenar el déficit, deudas de la magnitud de las que se han incurrido no pueden ser pagadas. Es casi seguro que lo que harán es manejarlas recurriendo a la inflación, un proceso que está abocado a ser muy doloroso y empobrecedor para muchos.

El resultado sólo puede ser más agitación política, a una escala aún mayor.

Pero no será el final del mundo, ni siquiera del capitalismo. Pase lo que pase, vamos a seguir teniendo que aprender a vivir con la energía errática que el mercado emanó.

El capitalismo llevó a una revolución pero no la que Marx esperaba. El exaltado pensador alemán odiaba la vida burguesa y pensó en el comunismo para destruirla.

Tal como predijo, el mundo burgués ha sido destruido.

Pero no fue el comunismo el que cometió el acto.

Fue el capitalismo el que mató a la burguesía.

sábado, 25 de junio de 2011

MIRCEA ELIADE (entrevista)


DATOS BIOGRÁFICOS
Mircea Eliade nació en 1907 y falleció en 1986. Fue un filósofo rumano especialista en religión comparada, novelista y poeta. Licenciado en filosofía por la Universidad de Bucarest en 1928, Eliade estudió sánscrito y filosofía hindú en la Universidad de Calcuta hasta 1933 con el gran erudito hindú Surendra Nath Dasgupta. Después pasó seis meses en un refugio en el Himalaya antes de regresar a Bucarest, donde fue profesar asociado de filosofía Su novela Maytreya (1936), en la que relataba su desastrosa historia con la hija de Dasgupta lo dio a conocer como un joven valor literario rumano. Ejerció como agregado cultural en Londres (1940) y Lisboa (1941); en 1945 como profesor visitante en la Sorbona, en París; y en 1956 como profesor de historia de las religiones en la Universidad de Chicago. Las obras más importantes de Eliade, escritas en francés o inglés, incluyen El mito del eterno retorno (1949), Tratado de historia de las religiones (1949) y los tres volúmenes de Historia de las creencias y las ideas religiosas (1985).

"Las raíces de toda cultura son siempre religiosas II

LOS MEJORES MOMENTOS DE UN REPORTAJE A MIRCEA ELIADE, PUBLICADO EN 1984 EN LA EDICIÓN 56 DE LA REVISTA FRANCESA "QUESTION DE", REALIZADO POR EL INDÓLOGO JEAN VARENNE.


PROFESOR ELIADE, EN PRIMER LUGAR: ¿CÓMO LLEGÓ A SER HISTORIADOR DE LAS RELIGIONES?

-Estaba interesado en la India, sobre todo por el Yoga. Tuve la suerte de trabajar con S.N. Dasgupta, en Calcuta, durante tres años. Aprendí el sánscrito con él. Luego me di cuenta de que para comprender bien el yoga era necesario estar familiarizado con la entera tradición hindú, incluyendo la historia religiosa de la India. De ahí pasé al estudio de las religiones himaláyicas y de los aborígenes, también de las modalidades yóguicas localizables en Asia Central, el Tibet, Mongolia y Extremo Oriente. En este sentido surgió en mí el deseo de comparar ciertas técnicas del yoga con sus equivalentes, por ejemplo, taoístas. Me sentí interesado, de modo especial, en lo que considero las raíces de la cultura hindú, esa enorme síntesis donde se mezclan las aportaciones de los dravídicos y de los arios, así como de los que les han precedido.
De vuelta a Bucarest, después de tres años de estancia en Calcuta, queriendo profundizar en ese problema de los orígenes de la cultura india, establecí contacto con muchas otras culturas, de modo especial con la neolítica que, en mi opinión, permanece viva en la Europa Oriental dentro de lo que se ha dado en llamar "folklore". Señalé en este sentido que existe una suerte de unidad en "la cultura de los agricultores", que abarca desde Portugal hasta la China. Fue entonces cuando me apasioné por la historia general de las religiones.

-¿DE MANERA QUE, EN SU CASO, LOS ESTUDIOS DE LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES PROPIAMENTE DICHOS SON CONSECUENCIA DE SUS PRIMEROS TRABAJOS DE INDIANISTA?

-Ciertamente. Aunque creo que es lo habitual en este ámbito. Se empieza por un problema concreto, aumentando progresivamente el campo de estudios. Claro está que no puede pretenderse conocer todas las lenguas, pero existen buenas traducciones, monografías rigurosas, sin olvidar los trabajos de otros colegas. Por otra parte, mi experiencia india me ha servido de mucho, pues fue gracias a ella como llegué a sentir la unidad fundamental de las culturas populares surgidas del neolítico. En todas estas culturas y religiones se encuentra la misma estructura: lo que he dado en llamar la religión (o la religiosidad) cósmica; es decir, que lo sagrado se manifiesta a través del sentimiento que los seres humanos tienen de los ritmos cósmicos. y ha sido de esta manera cómo un buen día me vi metido, sin quererlo realmente, en todas esas discusiones sobre lo sagrado, los mitos, etcétera. Evidentemente, no quiero decir que esas estructuras arcaicas -que tengo por universales- agoten el contenido de las grandes religiones; pero están en su base, en lo que puede llamarse la morfología religiosa.

-¿CREE, PUES, QUE EL MÉTODO CONSISTE, POR DECIRLO ASÍ, EN PENETRAR EN EL MECANISMO MENTAL DE QUIENES VIVEN CIERTAS CREENCIAS?

-Sí, creo que esto es posible, a condición de preguntarse, desde el comienzo, cuál es el mito central de la religión que se quiere estudiar. Para dar un ejemplo muy simple, en el cristianismo el mito central, aquel que primero hay que estudiar, es el que tiene al Salvador como el Dios único encarnado. Todo el cristianismo se desarrolla a partir de ese mito central, que es responsable de toda la teología, de todas las manifestaciones culturales cristianas. Si se empieza a estudiar el cristianismo a partir de algunos de sus aspectos exteriores (peregrinaciones, culto de las reliquias, etcétera), se tendrá una visión muy limitada -y en mi opinión falseada- de lo que es el cristianismo en cuanto fenómeno religioso.

-EN VARIOS DE SUS LIBROS HA DICHO QUE, MUY A MENUDO, EL MITO CENTRAL ES EL DE LOS ORÍGENES.

-He señalado, en efecto, que en muchas religiones, por lo demás muy diferenciadas entre sí, el mito central era justamente el mito cosmogónico. Es éste el que, en numerosos casos, explica cuál fue el origen del hombre, de la muerte, de la sexualidad, las instituciones, etcétera. Toda mitología tiene un comienzo y un fin: al inicio, la cosmogonía, el mito de los orígenes y, al final, la escatología anunciando el retorno de los ancestros míticos o la venida del Mesías. Es pues importante ver la mitología no como una colección de mitos diversos, estructurados de tal o cual manera, sino como un corpus que tiene un principio y un fin, en suma, como una historia sagrada.

-LA EXPRESIÓN "MITO CENTRAL" A PROPÓSITO DEL CRISTIANISMO, ¿NO SUPONE IR EN EL SENTIDO DE CIERTA CORRIENTE DE LA TEOLOGÍA MÁS MODERNA?

-Nada de eso. Cuando hablo del mito, utilizo un vocabulario que es también el de los antropólogos: el mito es tomado como verdad absoluta, revelada podríamos decir. Los seguidores de tal o cual religión os dirán que el mito cosmogónico es verdad, ya que el mundo existe; el mito del origen de la muerte es "verdadero» ya que el hombre es un ser mortal. El mito tiene, pues, un valor dogmático: dice lo que ha sucedido realmente, cuenta cómo algo ha venido a la existencia, sea el mundo, el hombre, una especie animal, una institución social, etcétera. Así pues, cuando hablo de un mito central en el cristianismo, me refiero a lo que es esencial en esta religión, a lo que para ella es verdadero y significativo. Hablando en griego, se trata del logos (verbo) y no del mythos (mito), pues éste es fábula, mentira, ilusión. Existe ahí una ambivalencia de la terminología que es muy dañina. En mis libros tengo siempre cuidado en recordar la ambivalencia del término "mito": mientras que en las sociedades arcaicas el mito expresa la verdad por excelencia -ya que habla de realidades- en el lenguaje corriente esta palabra designa una ficción, tal como lo proclamaron los griegos hace veinticinco siglos.

-AL REFERIRSE A CIERTOS FENÓMENOS NO PUEDE EVITARSE UTILIZAR LA EXPRESIÓN, POR LO DEMÁS ALGO VAGA DE “SAGRADO”.

-En efecto, es una lástima que no dispongamos en este terreno de un vocabulario más rico, pues el término "sagrado" ostenta una larga trayectoria, aunque algo limitada, en el campo de la cultura. Uno se pregunta si puede aplicarse indiscriminadamente a ámbitos tan diversos como los del antiguo Oriente, el Cristianismo, el Judaísmo, el Islam, el Hinduismo o el Buddhismo, sin mencionar a los pueblos llamados "primitivos". Aunque, sin duda, es demasiado tarde para buscar otra palabra. Del mismo modo, el término "religión" puede ser también útil, a condición de convenir la posibilidad de que no implique necesariamente la creencia en Dios, en los dioses o los espíritus, sino que se refiera a la experiencia de lo sagrado (...). La conciencia de la existencia de un mundo real y significativo está íntimamente ligada al descubrimiento de lo sacro. Mediante la experiencia de lo sagrado, el espíritu humano ha captado la diferencia entre lo que se revela como real, poderoso, rico y significativo, y lo que está desprovisto de tales cualidades, es decir, el flujo caótico y peligroso de las cosas, sus apariciones y desapariciones fortuitas y privadas de sentido. Quiero decir con esto que lo sagrado es un elemento en la estructura de la consciencia, y no un estadio en la historia de esa consciencia.

PARA TERMINAR, ¿PODRÍA PREGUNTARSE PARA QUÉ SIRVE LA HISTORIA DE LAS RELIGIQNES?

-Tengo la convicción de que, más que cualquier otra disciplina, la historia de las religiones prepara a nuestros contemporáneos para convertirse en "ciudadanos del mundo". A través de la comprensión de las experiencias, expresiones y simbolismos arcaicos, se produce un extraordinario enriquecimiento de la consciencia de quien adquiere esa comprensión. Al captar los significados, se opera una superación de cualquier tipo de provincialismo cultural, sea este occidental, chino o africano. Se aprende a conocer un número insospechado de situaciones humanas diferentes. Creo, además, que la historia de las religiones es la única disciplina que conduce a un optimismo fundamental. Se comprueba cómo el ser humano ha sabido valorizar todos los niveles de la experiencia otorgándoles un significado. En suma, el historiador de las religiones, por el hecho de no ser especialista de una sola cultura, comprende mejor a las otras culturas; pues las raíces de toda cultura son siempre religiosas.

domingo, 30 de enero de 2011

RISÂLA DEL PÁJARO (1)

Abû 'Alî Ibn Sinâ (Avicena)
[I]

¿No habrá nadie entre mis hermanos que quiera escucharme para que pueda confiarle algunas de mis tristezas? Acaso así podría compartir fraternalmente mi pesada carga, pues la amistad de un amigo sólo es perfecta, tanto en la buena fortuna como en la mala, cuando se halla al abrigo de cualquier flaqueza. Pero ¿donde encontraré un amigo tan puro y sincero en [este] tiempo (2) en que la amistad se ha convertido en un comercio del que se echa mano cuando la necesidad del negocio obliga a llamarlo y después se renuncia a su trato tras de haber despreciado aquella urgencia? Sólo se visita a un amigo cuando tú has recibido la visita de la desgracia; no se recuerda al amigo, salvo cualquier apremio nos devuelve la memoria. Es cierto que hay hermanos unidos por un común parentesco divino, amigos que se asemejan a la hermandad celestial, que contemplan las Esencias Verdaderas (3) con la mirada de la visión interior, que han purificado las entretelas de sus almas de toda sombra de duda; tal sociedad de hermanos sólo puede convocarla el heraldo de la vocación divina. Doquiera que estén, acojan el presente testamento (4).

¡Hermanos de la verdad! (5). Comunicad vuestro secreto, reuníos y que cada uno ante su hermano levante el velo que oculta el fondo de su corazón para que cada cual ilustre al otro y así podáis realizar, unos por otros, vuestra perfección (6).

¡Hermanos de la verdad! Retraeos como el erizo retrae [sus púas] mostrando en la soledad el ser secreto y ocultando el ser aparente. ¡Lo juro por Dios! A vuestro ser oculto le corresponde mostrarse y conviene que desaparezca el ser aparente.

¡Hermanos de la verdad! Dejad vuestra piel como la serpiente suelta su camisa. Marchad como camina la hormiga sin que nadie sienta el ruido de sus pasos. Imitad al alacrán, que lleva el aguijón en la punta de su cola, pues por detrás es por donde Satanás intenta sorprender al hombre (7). Tomad veneno para manteneros vivos. Amad la muerte para guardar la vida (8). Permaneced en vela permanente, sin buscar un cobijo concreto, pues en el nido es donde más y mejor se captura a los pájaros. Si carecéis de alas, robadlas. Si es necesario, procuraos las alas con astucia, que el mejor avizor es quien tiene fuerza para emprender el vuelo. Sed como el avestruz, que engulle guijarros calientes; como los buitres, que se tragan los huesos más duros; como la salamandra, que no teme al fuego; como el murciélago, que jamás sale de día; pues sí: el murciélago resulta ser el más listo de los pájaros.

¡Hermanos de la verdad! El más valiente es el que se atreve a afrontar el mañana; el más cobarde, el que siempre anda atrasado en su perfección.

¡Hermanos de la verdad! No hay que asombrarse de que el Ángel huya del mal y que, al contrario, la Bestia corneta maldades, pues el Ángel no posee órgano alguno de corrupción, mientras que la Bestia carece de cualquier órgano de entendimiento. No; lo asombroso es lo que le sucede al hombre dotado de poder contra sus malos deseos: se deja dominar por ellos teniendo dentro de sí la luz de la inteligencia. En verdad, se transforma en algo semejante al Ángel aquel que aguanta a pie firme el asalto de los deseos perversos. Por el contrario, quien carece de fuerza para resistir las tentaciones de los malos deseos, termina al nivel de las bestias (9).

Mientras tanto, lleguemos a nuestro relato y expliquemos nuestras tristezas.


[II] Relato.

Sabed, Hermanos de la Verdad, que un grupo de cazadores salieron en partida al desierto; tendieron sus redes, colocaron los cebos y se ocultaron entre la maleza; en cuanto a mí, estaba en la bandada de pájaros. Cuando los cazadores nos avistaron, para atraernos hicieron sonar un reclamo tan agradable que nos sumió en la duda. Nos mirábamos unos a otros, veíamos un lugar tan apacible y placentero, nos sentíamos tan bien acompañados que no experimentábamos inquietud alguna, ni ninguna sospecha nos impidió encaminarnos hacia aquel lugar, volando hacia allá. Al momento caímos en las redes, las anillas ciñeron nuestros cuellos, las mallas aprisionaron nuestras alas, los cordeles anudaron nuestros pies; cualquier movimiento que intentábamos sólo servía para amarrar más fuertemente nuestros lazos y agravar nuestra situación (10).

Acabamos por resignarnos a nuestra suerte; cada cual sólo hacía cuenta de su propio daño, olvidando el de su hermano; sólo procurábamos buscar alguna astucia que nos libertara. Más tarde, acabamos por olvidar a qué degradación había llegado nuestra situación, perdimos la conciencia de nuestras cadenas y de la angostura de nuestra cárcel y nos abandonamos a la inoperancia (11).

Pero he aquí que un día, mientras miraba entre las mallas de las redes, vi una bandada de pájaros que habían sacado las cabezas y alas de la jaula y se preparaban para el vuelo (12). En sus pies aún se veían los nudos de las cuerdas, no tan apretadas para impedirles el vuelo, ni tan sueltas como para permitirles una vida tranquila y sin cuidados. Viéndolos, recordé mi anterior estado, del que ya había perdido la conciencia. Lo que en el pasado fue mi vida familiar, me hizo sentir la miseria de mi actual condición (13). Hubiera querido morir de tan gran tristeza o que mi alma se escapara sin ruido de mi cuerpo cuando los viera partir.


Los llamaba; les gritaba desde el fondo de mi jaula:
- ¡Venid! ¡Acercaos! Enseñadme con qué estrategia puedo libertarme; compadecedme, pues en verdad estoy en las últimas (14).
Pero ellos recordaban la astucia y trucos de los cazadores. Mis gritos sólo sirvieron para asustarlos y alejarlos de mí. Entonces les conjuré en nombre de la fraternidad eterna, en nombre de la camaradería limpia de toda mancha, en nombre del pacto no roto, para que confiaran en mis palabras y borrasen de su corazón cualquier duda. Entonces se me acercaron. Cuando yo les pregunté por su situación me dijeron lo siguiente:
- También nosotros fuimos cautivos del mismo mal que el tuyo; igualmente sufrimos desesperación, fuimos familiares de la tristeza, de la angustia y del dolor.
Acto seguido me enseñaron su medicina. El lazo cayó de mi cuello, mis alas se libraron de las cuerdas (15), la puerta de mi jaula se abrió. Me dijeron:
- Aprovéchate de tu liberación.
Pero yo les pedí de nuevo:
- Quitadme también esta traba que me queda en el pie.
Me respondieron:
- Si tuviéramos fuerza para ello habríamos empezado por retirar la que estaba a nuestro pie. ¿Cómo un enfermo podría curar a otro? (16).
Salí, pues, de mi jaula y con ellos emprendí el vuelo. Me dijeron:
- A lo lejos, delante de ti, se encuentra una región, y no estarás a salvo de cualquier peligro hasta que hayas atravesado todo el espacio que te separa de ella. Sigue, pues, nuestra estela para que podamos salvarte y te conduzcamos por el buen camino hasta la meta que deseas (17).
Nuestro vuelo nos condujo entre las dos laderas de una montaña por un valle fértil lleno de vegetación. Volamos agradablemente hasta que sobrepasamos todos los peligros sin hacer caso del reclamo de cazador alguno (18). Por fin llegamos a la cima de una primera montaña desde la que divisamos otras ocho cumbres (19) tan altas que la vista no llegaba a distinguirlas. Unos a otros nos dijimos:
- Detengámonos. No estaremos seguros sino después de haber cruzado sanos y salvos dichas cumbres, pues en cada una de las montañas hay gente interesada por nuestra [captura]; si nos interesáramos por ello y nos distrajésemos con el encanto de sus placeres y el reposo de sus lugares, jamás llegaríamos.

Mucho hubimos de sufrir para atravesar, una tras otra, seis montañas y llegar a la séptima. Cuando hubimos sobrepasado sus límites, algunos de los nuestros dijeron a los otros:
- ¿Acaso no ha llegado ya la hora de descansar? Estamos agotados por la fatiga, y entre nosotros y los cazadores hay un buen espacio, pues hemos atravesado una distancia considerable. Una parada de una hora nos vendría bien para llegar a la meta, pues si aumentamos nuestra fatiga vamos a perecer.
Hicimos, pues, un alto en la cumbre de la montaña; vimos allí jardines frondosos, hermosos palacios y pabellones elegantes, árboles frutales y corrientes de agua viva; delicias tantas que alegraban la vista. Teníamos el alma confusa y el corazón turbado ante tanta hermosura. Escuchábamos cantos admirables y música de instrumentos que conmovían. Se respiraban perfumes que dejaban pálidos al ámbar y el almizcle más exquisitos. Comimos de sus frutos, bebimos de las corrientes de agua viva, descansamos hasta que repusimos nuestras fuerzas.

Entonces nos dijimos unos a otros:
¡Apresurémonos! No hay trampa más peligrosa que la falsa seguridad, sin vigilancia no es posible la salvación, fortaleza alguna iguala a la desconfianza que nos mantiene en guardia. Nuestros enemigos nos siguen los pasos buscando el sitio en que nos encontramos. ¡Vámonos!.
Renunciamos, pues, a nuestro lugar; por bueno que fuera, más valía aún nuestra salvación. Tras de habernos puesto de acuerdo para la partida, nos separamos de aquellos lugares y llegamos a la séptima montaña. Su cima era tan elevada que se perdía en el Cielo; sus laderas estaban pobladas de pájaros. Jamás había escuchado una música tan brillante, ni contemplado colores tan espléndidos, formas tan graciosas, ni encontrado compañía tan dulce. Cuando nos posamos cerca de ellos, nos mostraron tanta gentileza, delicadeza y amabilidad que cosa alguna pudiera describirlas ni comprenderlas. Cuando nos hallamos tan completamente a gusto con ellos, les referimos los sufrimientos que habíamos padecido, que comprendieron con la mayor solicitud.

Después nos dijeron:
- Más allá de esta montaña hay una ciudad en la que vive el Rey Supremo. Cualquier oprimido que llega a implorarle su protección y confia plenamente en él, el Rey aparta de él la injusticia y el sufrimiento mediante su poder y su ayuda.

Confiando en sus consejos hicimos propósito de llegar a la Ciudad del Rey. Alcanzamos, pues, su corte y esperamos su audiencia. Al fin llegó la orden de que los recién llegados fueran introducidos ante él y penetramos en el castillo. Nos encontramos en un recinto cuyo esplendor no podría ser expresado por descripción alguna. Tras de haberlo atravesado, una cortina se desplegaba ante nosotros, que al desvelarse mostraba una sala tan espaciosa y brillante que nos hizo olvidar la primera; mejor aún, comparada con ésta, aquella nos parecía bien poca cosa. Llegamos, al fin, al trono (20) del Rey. Cuando se descorrió el último velo y la hermosura del Rey resplandeció ante nuestros ojos, quedaron en suspenso nuestros corazones y fuimos presa de estupor tal que no pudimos ni formular nuestras quejas. Sin embargo, él se dio cuenta de nuestro desmayo, nos devolvió la confianza con su amabilidad; y así nos atrevimos a hablarle y a contarle nuestra historia. Entonces nos dijo:
- No hay nadie que pueda deshacer el nudo que traba vuestros pies, salvo aquellos mismos que los anudaron. He aquí, pues, que envío un mensajero a ellos que les impondrá el deber de daros satisfacción y quitaros la traba. Partid, pues, felices y contentos (21).

Por fin, he aquí que estamos en camino marchando en compañía del Mensajero del Rey. Pero mis hermanos me insistían pidiéndome que les descubriese la hermosura del Rey. La expondré en pocas palabras que concretan y bastan, a saber: cualquiera que fuera la belleza sin brizna de fealdad que tu corazón pudiese imaginar, sea cual fuese la perfección sin pizca de deficiencia que pudieses soñar, el Rey es el único en que he encontrado su posesión plena, pues en él se ha realizado de un modo absoluto toda la hermosura, sin nada de imperfección, ni siquiera en sentido metafórico. Es todo Rostro por su belleza, para que lo contemples; todo Mano abierta, por su generosidad. Quien a Él se acerca, alcanza la felicidad suprema; quien de Él se aparta, pierde este mundo y el futuro (22).

Pero ¿cuántos de mis hermanos, soliviantados por mi relato, no van a decirme:
"Advierto que tu mente anda un tanto descarriada, si no es que andas enajenado? ¡Vamos!, jamás has levantado el vuelo, lo que ha volado es tu razón; ningún cazador te ha tomado por blanco, lo que te ha sido cazado y requetebién es tu caletre. Mas ¿cómo podría volar un hombre? Se diría que la bilis ha inundado tu temperamento y se te ha secado la mollera. Convendría que te pusieses a régimen; bébete una infusión de tomillo, toma con frecuencia baños calientes, mójate la cabeza con agua templada, inhala vapores de aceite de nenúfar; después, sigue un régimen alimenticio ligero; prescinde del trasnochar excesivo; en fin, evita que se te recaliente la sesera. Pues antes siempre te habíamos tenido por hombre razonable, de sano juicio y agudo; sepa Dios qué preocupación nos va a caer encima por culpa de tu estado; al verte tan desquiciado hasta nosotros nos sentimos enfermos".

¿Qué les iba a decir y para qué triste resultado? No hay peor discurso que esos sermones que la gente te endilga por nada. Pero mi auxilio está en Dios; frente a los hombres, mi libertad. Aquel que profese otra creencia perderá su vida así en este mundo como en el futuro; pues los que se esfuerzan por ser los primeros, un día sabrán del terremoto que los derribará (23).

NOTAS

(1). Ext. De Avicena, Tres escritos esotéricos, Madrid, Tecnos, 1998. Traducción y notas de Miguel Cruz Hernández

(2). La Risâla del pájaro está escrita sea en la fortaleza de Fardagân, donde estuvo preso Avicena, o bien más probablemente en la casa del 'Alawî, en la que permaneció confinado. Tal es, a mi entender, los tiempos dificiles a que se refiere.

(3). Como ha expuesto antes en la Risûla Hayy b. Yaqzân cuya continuación es la del pájaro. Las esencias verdaderas (haqâ'iq) son las ideas esenciales del Logos divino.

(4). Recuérdese que Avicena escribió una obra titulada asi, 'Ahd (testamento).

(5). Esta expresión, cinco veces repetida, hace pensar. Las tradiciones ísma'îlíes y los autores contemporáneos filoisma'îlíes señalan el paralelismo con los Ijwân al-safâ' (Hermanos sinceros) de los famosos Rasâ'il de su nombre filofâtimíes, acaso manejados por el padre de Avicena y el hermano de éste, y ciertamente por los predicadores fâtimíes que catequizaron al padre y el hermano del Sayj al-Ra'îs. Sin embargo, ateniéndose a los términos de la exclamación, pienso que se trata simbólicamente de los solitarios emigrantes al Reino de la Santidad y literalmente del círculo de amigos y discípulos de Avicena. Recuérdese que éste, pese a su confinamiento final en Hamadân, dispuso de cinco hábitos sufíes para disfrazarse él, su hermano, el Gowzgâni y dos esclavos, y así pasar inadvertidos en su fuga.

(6). Las místicas cristiana e islámica han señalado siempre el sentido de comunión entre los espirituales, a veces hasta en formas materiales estentóreas, como el grito.

(7). El Embaucador siempre le busca las vueltas al hombre.

(8). "En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará solo; pero si muere, llevará mucho fruto. El que ama su alma [= la vida] en este mundo, la pierde; pero el que aborrece su alma en este mundo, la guardará para la vida eterna" (Juan, 12, 24-25).

(9). "Porque no entiendo lo que hago, pues no pongo por obra lo que quiero, sino lo que aborrezco [...]. Pero entonces ya no soy yo quien obra esto, sino el pecado que mora en mí [...]. La ley del espíritu de vida en Jesucristo me libró del pecado y de la muerte [...]. El apetito del espíritu es vida y paz" (Romanos, 7, 15, 17; 8, 2 y 6). Cito este texto no sólo por el paralelismo, sino también por su antiguedad, pues puede fecharse hacia el 57 de nuestra era. Otros paralelismos paganos, cristianos y judíos podrían multiplícarse a placer. Santa Teresa escribe literalmente: "Clara está la pieza, más él [pecador o imperfecto] no la goza por el impedimento u cosas de estas fieras y bestias" (Las Moradas o Castillo interior, ed. T. Navarro Tomás, Clásicos Castellanos, vol. 1, 8ª ed. Madrid, 1968, p. 21, 2-4.) Obsérvese el paralelismo con las bestias y fieras tantas veces aparecidas antes en la Risâla Hayy b. Yaqzân; en otras ocasiones utiliza sus afortunados diminutivos: bestezuelas y sabandijas

(10). El pájaro como signo y símbolo del alma es tan viejo como las más antiguas cosmogonías; recuérdese al menos la egipcia. Corbin ha señalado un texto paralelo verdaderamente sorprendente: el de los salmos maniqueos (C. R. Allberry, A Manechaean Psalm-Book, Stuttgart, 1938, pp. 181-182). Sabido es que el maniqueísmo se extendió entre las tribus turcas de los hoy llamados Turkmenistán y Uzbekistán antes de la llegada del Islam, y Avicena nació en Bujârâ, entonces capital del reino samânî. En el salmo citado, los cazadores rompen las alas de los pájaros-almas.

(11). El alma, en su condición carnal, puede entender que tal situación es la natural y que nada puede hacer para salir de ella.

(12). La bandada libre son los iniciados en la vida espiritual, aunque aún llevaban la señal de su situación anterior: los nudos semidesatados en los pies, pero sus alas eran ya libres. ¿De cuántos era la bandada? No es una pregunta ociosa; Sohravardî titulará después una de sus obras Safir-i Sîmorg (El encanto de Simorg); pero en persa Sî-morg son treinta pájaros. Recuérdese que Sohravardî tradujo al persa la Risâlat al-Tayr aviceniana. En el Zend-Avesta el pájaro místico se llama Saêna Merega.

(13). Recuérdense los pasajes paralelos del Fedón, Fedro y República de Platón, suficientemente conocidos.

(14). Llamada al maestro espiritual.

(15). La vía purgativa libera al asceta de los lazos carnales.

(16). El final del camino purgativo y la perseverancia en la oracion exigen el esfuerzo personal.

(17). Empieza el mi 'rây, la ascensión al mundo celeste. Salvo excepciones señeras, entre ellas la de Corbin, los que se ocupan de este tema suelen olvidar el libro de Asín Palacios, La escatología musulmana en la Divina Comedia, 2ª ed. corr. y amp., Madrid, 1943, pese a que sus hallazgos en unos casos e intuiciones en otros fueron confirmados por la obra de mi admirado colega y amigo, ya desaparecido, E. Cerulli, Il "Libro della Scala" e la questione delle fonti arabo espagnole della "Divina Commedia", Roma, 1949. Asín no conoció o no reparó lo suficiente en el mi 'rây aviceniano; y la muerte le llegó cuando yo empezaba a leer a Avicena. Pero él siempre supo que el sufí en su ascenso espiritual revive el mi 'rây del Profeta.

(18). Sin caer en las tentaciones.

(19). Desde la montaña escalada se ven ocho más. Por tanto, se trata de nueve esferas celestes.

(20). El texto árabe parece decir oratorio; pero el contexto se explica mejor sustituyéndolo por trono.

(21). El gnósofo (teósofo) o "místico" alcanza la visión de Dios en esta vida como el sabio puede llegar a la más alta sabiduría; ello en momentos determinados, pero Dios los devuelve de la visión al mundo. La visión permanente sólo se alcanzará tras de la muerte.

(22). La felicidad suprema del hombre es la visión beatífica de Dios.

(23). Los ecos religiosos bien antiguos son evidentes. Buscar el auxilio o el refugio en Dios aparece en numerosas aleyas; y Avicena ha comentado bellamente la aleya 1 de la azora 113, una de las dos llamadas del refugio. El final del párrafo presenta paralelismos con varios textos evangélicos contra los que reclaman el primer puesto. Mateo, 20, 27, y Marcos, 10, 44. La vibrante frase "frente a los hombres, mi libertad" es la expresión que puede explicar mejor la postura religiosa y social de Avicena. Desde ella deben verse: su actitud global ante los pensadores que pondera o pospone, su no alineación con su padre y su hermano en la ismâ 'îlîya fatimí, el madhâb hânafî (aunque dudo que el "rito" o escuela imâmî estuviese ya estructurado en su época), su actitud anti-gaznawî y su silencio sobre su adscricion sî 'î o sunnî

http://homepage.mac.com/eeskenazi/avicena.html

Los sufíes en Afganistan (1) y (2)

El sufismo en Afganistan antes del comunismo y del capitalismo.


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Saludos

jueves, 13 de enero de 2011

No soy un indio aculturado-Jose Maria Arguedas



Acepto con regocijo el premio Inca gracilazo de la Vega, porque siento que representa
el reconocimiento a una obra que pretendió difundir y contagiar en el espíritu de los lectores el arte de un individuo quechua moderno que, gracias a la conciencia que tenía del valor de su cultura, pudo ampliarla y enriquecerla con el conocimiento, la asimilación del arte creado por otros pueblos que dispusieron de medios más vastos para expresarse.

La ilusión de juventud del autor parece haber sido realizada. No tuvo más ambición que la de volcar en la corriente de la sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y la sabiduría de un pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o “extraño” e “impenetrable” pero que, en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran pueblo, oprimido por el desprecio social,la dominación política y la explotación económica en el propio suelo donde realizó hazañas por las que la historia lo consideró como gran pueblo: se había convertido en una nación acorralada, aislada para ser mejor y más fácilmente administrada y sobre la cual sólo los acorraladores hablaban mirándola a distancia y con repugnancia o curiosidad. Pero los muros aislantes y opresores no apagan la luz de la razón humana y mucho menos si ella ha tenido siglos de ejercicio; ni apagan, por tanto, las fuentes del amor de donde brota el arte. Dentro del muro aislante y opresor, el pueblo quechua, bastante arcaizado y defendiéndose con el disimulo, seguía concibiendo ideas, creando cantos y mitos. Y bien sabemos que los muros aislantes de
las naciones no son nunca completamente aislantes. A mí me echaron por encima de ese muro,un tiempo, cuando era niño; me lanzaron en esa morada donde la ternura es más intensa que el odio y donde, por eso mismo, el odio no es perturbador sino fuego que impulsa.

Contagiado para siempre de los cantos y los mitos, llevado por la fortuna hasta la Universidad de San Marcos, hablando por vida el quechua, bien incorporado al mundo de los cercadores, visitante feliz de grandes ciudades extranjeras, intenté convertir en lenguaje escrito lo que era como individuo: un vínculo vivo, fuerte, capaz de universalizarse, de la gran nación cercada y la parte generosa, humana, de los opresores. El vínculo podía universalizarse, extenderse; se mostraba un ejemplo concreto, actuante. El cerco podía y debía ser destruido; el caudal de las dos naciones se podía y debía unir. Y el camino no tenía por qué ser, ni era posible que fuera únicamente el que se exigía con imperio de vencedores expoliadores, o sea: que la nación vencida renuncie a su alma, aunque no sea sino en la apariencia, formalmente, y tome la de los vencedores, es decir que se aculture. Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua.

Deseaba convertir esa realidad en lenguaje artístico y tal parece, según cierto consenso más o menos general, que lo he conseguido. Por eso recibo el premio Inca Garcilaso de la Vega con regocijo.

Pero este discurso no estaría completo si no explicara que el ideal que intenté realizar, y que tal Parece que alcancé hasta donde es posible, no lo habría logrado si no fuera por dos principios que alentaron mi trabajo desde el comienzo. En la primera juventud estaba cargado de una gran rebeldía y de una gran impaciencia por luchar, por hacer algo. Las dos naciones de las que provenía estaban en conflicto: el universo se me mostraba encrespado de confusión, de promesas, de belleza más que deslumbrante, exigente. Fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aún más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo. ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico. No pretendí jamás ser un político ni me creí con aptitudes para practicar la disciplina de un partido, pero fue la ideología socialista y el estar cerca de los movimientos socialistas lo que dio dirección y permanencia, un claro destino a la energía que sentí desencadenarse durante la juventud.

El otro principio fue el de considerar siempre el Perú como una fuente infinita para la creación. Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el conocimiento de todo cuanto Se descubre en otros mundos. No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores.No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachacámac y Pachacútec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, Túpac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren, la fiesta de Qoyllur Riti y la del Señor de los Milagros;los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4.000 metros; patos que hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo. Imitar desde aquí a alguien resulta algo escandaloso. En técnica nos superarán y dominarán, no sabemos hasta qué tiempos, pero en arte podemos ya obligarlos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer incluso sin movernos de aquí mismo. Ojalá no haya habido mucho de soberbia en lo que he tenido que hablar; les agradezco y les ruego dispensarme.

Palabras de José María Arguedas en el acto de entrega del premio “Inca Garcilaso de la Vega”. (Lima, Octubre 1968.)

Benedicto XVI afirmó que se trata de “un fuego interior, que purifica el alma del pecado”

Tomado del Comercio.pe


Miércoles 12 de enero de 2011 - 10:40 am 23 comentarios
(AP)

Ciudad del Vaticano (EFE). El papa Benedicto XVI dijo hoy que el purgatorio no es un lugar del espacio, del universo, “sino un fuego interior, que purifica el alma del pecado”.

El Pontífice hizo estas manifestaciones ante unas nueve mil personas que asistieron en el Aula Pablo VI a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a la figura de santa Catalina de Génova (1447-1510), conocida por su visión sobre el purgatorio.

Benedicto XVI señaló que Catalina de Génova, en su experiencia mística, jamás hizo revelaciones específicas sobre el purgatorio o sobre las almas que se están purificando, frente a la imagen de la época que lo representaba siempre ligado al espacio. “El purgatorio no es un elemento de las entrañas de la Tierra, no es un fuego exterior, sino interno. Es el fuego que purifica las almas en el camino de la plena unión con Dios”, afirmó el Papa.

El Obispo de Roma añadió que la santa no parte del más allá para contar los tormentos del purgatorio e indicar después el camino de la purificación o la conversión, sino que parte de la “experiencia interior del hombre en su camino hacia la eternidad”.

Benedicto XVI añadió que el alma se presenta ante Dios aún ligada a los deseos y a la pena que derivan del pecado y que eso le imposibilita gozar de la visión de Dios y que es el amor de Dios por los hombres el que la purifica de las escorias del pecado.

El Pontífice invitó a los fieles a rezar por los difuntos para que puedan gozar de la visión de Dios y les exhortó a la caridad y a prestar una mayor atención hacia los pobres y más necesitados.

OTROS PAPAS COINCIDIERON CON EL ACTUAL
El paraíso, el purgatorio y el infierno han preocupado a lo largo de la historia tanto a los fieles como a los papas y así Benedicto XVI, el Papa teólogo, afirmó en 2007 que el infierno, “del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios”.

Su antecesor, Juan Pablo II, coincidió con Ratzinger en que el purgatorio existe, pero que no es “un lugar” o “una prolongación de la situación terrenal” después de la muerte, sino “el camino hacia la plenitud a través de una purificación completa”. El Papa Wojtyla también aseguró durante su pontificado que tanto el paraíso como el infierno no son lugares físicos, sino estados del espíritu.

Según Juan Pablo II, las imágenes utilizadas por la Biblia para presentarnos simbólicamente el infierno deben ser interpretadas correctamente y “más que un lugar, es la situación de quien se aparta de modo libre y definitivo de Dios”. Del paraíso aseguró que existe, pero que no es “ni una abstracción ni un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con Dios”.