jueves, 25 de marzo de 2010

La muerte ceremonial de Rasu-Ñiti


La muerte ceremonial de los poseidos por el Huamani, Dios montaña que se presenta en forma de cóndor, en este caso en algunos Danzak (bailarines de la danza de las tijeras) de los Andes peruanos. Los campesinos la llamaban «Supaypa Wasin Tusuq»: el danzante en la casa del diablo. Genial narración de José María Arguedas.

José María Arguedas
( 1911 - 1969 )

La agonía del Rasu-Ñiti

Estaba tendido en el suelo, sobre una cama de pellejos. Un cuero de vaca colgaba de uno de los maderos del techo. Por la única ventana que tenía la habitación, cerca del mojinete, entraba la luz grande del sol; daba contra el cuero y su sombra caía a un lado de la cama del bailarín. La otra sombra, la del resto de la habitación, era uniforme. No podía afirmarse que fuera oscuridad; era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana; los cuyes, cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban en el silencio. La habitación era ancha para ser vivienda de un indio.

Tenía una troje. Un altillo que ocupaba no todo el espacio de la pieza, sino un ángulo. Una escalera de palo de lambras servía para subir a la troje. La luz del sol alumbraba fuerte. Podía verse cómo varias hormigas negras subían sobre la corteza del lambras que aún exhalaba perfume.

—El corazón está listo. El mundo avisa. Estoy oyendo la cascada de Saño. ¡Estoy listo! Dijo el dansak’ “Rasu-Ñiti”1 .

Se levantó y pudo llegar hasta la petaca de cuero en que guardaba su traje de dansak’ y sus tijeras de acero. Se puso el guante en la mano derecha y empezó a tocar las tijeras.

Los pájaros que se espulgaban tranquilos sobre el árbol de molle, en el pequeño corral de la casa, se sobresaltaron.

La mujer del bailarín y sus dos hijas que desgranaban maíz en el corredor, dudaron.

— Madre ¿has oído? ¿Es mi padre, o sale ese canto de dentro de la montaña? —preguntó la mayor.
—¡Es tu padre! —dijo la mujer.

Porque las tijeras sonaron más vivamente, en golpes menudos.

Corrieron las tres mujeres a la puerta de la habitación.

“Rasu-Ñiti” se estaba vistiendo. Sí. Se estaba poniendo la chaqueta ornada de espejos.

— ¡Esposo! ¿Te despides? — preguntó la mujer, respetuosamente, desde el umbral. Las dos hijas lo contemplaron temblorosas.
—El corazón avisa, mujer. Llamen al “Lurucha” y a don Pascual. ¡Qué vayan ellas!

Corrieron las dos muchachas.

La mujer se acercó al marido.

—Bueno. ¡Wamani2 está hablando! —dijo él— Tú no puedes oír. Me habla directo al pecho. Agárrame el cuerpo. Voy a ponerme el pantalón. ¿Adónde está el sol? Ya habrá pasado mucho el centro del cielo.
—Ha pasado. Está entrando aquí. ¡Ahí está!
Sobre el fuego del sol, en el piso de la habitación, caminaban unas moscas negras.
—Tardará aún la chiririnka3 que viene un poco antes de la muerte. Cuando llegue aquí no vamos a oírla aunque zumbe con toda su fuerza, porque voy a estar bailando.

Se puso el pantalón de terciopelo, apoyándose en la escalera y en los hombros de su mujer. Se calzó las zapatillas. Se puso el tapabala y la montera. El tapabala estaba adornado con hilos de oro. Sobre las inmensas faldas de la montera, entre cintas labradas, brillaban espejos en forma de estrella. Hacia atrás, sobre la espalda del bailarín, caía desde el sombrero una rama de cintas de varios colores.

La mujer se inclinó ante el dansak’. Le abrazó los pies. ¡Estaba ya vestido con todas sus insignias! Un pañuelo blanco le cubría parte de la frente. La seda azul de su chaqueta, los espejos, la tela roja del pantalón, ardían bajo el angosto rayo de sol que fulguraba en la sombra del tugurio que era la casa del indio Pedro Huancayre, el gran dansak’ “Rasu-Ñiti”, cuya presencia se esperaba, casi se temía, y era luz de las fiestas de centenares de pueblos.

—¿Estás viendo al Wamani sobre mi cabeza? —preguntó el bailarín a su mujer.

Ella levantó la cabeza.

—Está —dijo—. Está tranquilo.
—¿De qué color es?
—Gris. La mancha blanca de su espalda está ardiendo.
—Así es. Voy a despedirme. ¡Anda tú a bajar los tipis de maíz del corredor! ¡Anda!

La mujer obedeció. En el corredor de los maderos del techo, colgaban racimos de maíz de colores. Ni la nieve, ni la tierra blanca de los caminos, ni la arena del río, ni el vuelo feliz de las parvadas de palomas en las cosechas, ni el corazón de un becerro que juega, tenían la apariencia, la lozanía, la gloria de esos racimos. La mujer los fue bajando, rápida pero ceremonialmente.

Se oía ya, no tan lejos, el tumulto de la gente que venía a la casa del bailarín.

Llegaron las dos muchachas. Una de ellas había tropezado en el campo y le salía sangre de un dedo del pie. Despejaron el corredor. Fueron a ver después al padre.

Ya tenía el pañuelo rojo en la mano izquierda. Su rostro enmarcado por el pañuelo blanco, casi salido del cuerpo, resaltaba, porque todo el traje de color y luces y la gran montera lo rodeaban, se diluían para alumbrarlo; su rostro cetrino, no pálido, cetrino duro, casi no tenía expresión. Sólo sus ojos aparecían hundidos como en un mundo, entre los colores del traje y la rigidez de los músculos.

—¿Ves al Wamani en la cabeza de tu padre? —preguntó la mujer a la mayor de sus hijas.

Las tres lo contemplaron, quietas.

—No —dijo la mayor.
—No tienes fuerza aún para verlo. Está tranquilo, oyendo todos los cielos; sentado sobre la cabeza de tu padre. La muerte le hace oir todo. Lo que tú has padecido; lo que has bailado; lo que más vas a sufrir.
—¿Oye el galope del caballo del patrón?
—Sí oye —contestó el bailarín, a pesar de que la muchacha había pronunciado las palabras en voz bajísima—. ¡Sí oye! También lo que las patas de ese caballo han matado. La porquería que ha salpicado sobre ti. Oye también el crecimiento de nuestro dios que va a tragar los ojos de ese caballo. Del patrón no. ¡Sin el caballo él es sólo excremento de borrego!

Empezó a tocar las tijeras de acero. Bajo la sombra de la habitación la fina voz del acero era profunda.

—El Wamani me avisa. ¡Ya vienen! —dijo.
—¿Oyes, hija? Las tijeras no son manejadas por los dedos de tu padre. El Wamani las hace chocar. Tu padre sólo está obedeciendo.

Son hojas de acero sueltas. Las engarza el dansak’ por los ojos, en sus dedos y las hace chocar. Cada bailarín puede producir en sus manos con ese instrumento una música leve, como de agua pequeña, hasta fuego: depende del ritmo, de la orquesta y del “espíritu” que protege al dansak’.

Bailan solos o en competencia. Las proezas que realizan y el hervor de su sangre durante las figuras de la danza dependen de quién está asentado en su cabeza y su corazón, mientras él baila o levanta y lanza barretas con los dientes, se atraviesa las carnes con leznas o camina en el aire por una cuerda tendida desde la cima de un árbol a la torre del pueblo.

Yo vi al gran padre “Untu”, trajeado de negro y rojo, cubierto de espejos, danzar sobre una soga movediza en el cielo, tocando sus tijeras. El canto del acero se oía más fuerte que la voz del violín y del arpa que tocaban a mi lado, junto a mí. Fue en la madrugada. El padre “Untu” aparecía negro bajo la luz incierta y tierna; su figura se mecía contra la sombra de la gran montaña. La voz de sus tijeras nos rendía, iba del cielo al mundo, a los ojos y al latido de los millares de indios y mestizos que lo veíamos avanzar desde el inmenso eucalipto de la torre. Su viaje duró acaso un siglo. Llegó a la ventana de la torre cuando el sol encendía la cal y el sillar blanco con que estaban hechos los arcos. Danzó un instante junto a las campanas. Bajó luego. Desde dentro de la torre se oía el canto de sus tijeras; el bailarín iría buscando a tientas las gradas en el lóbrego túnel. Ya no volverá a cantar el mundo en esa forma, todo constreñido, fulgurando en dos hojas de acero. Las palomas y otros pájaros que dormían en el gran eucalipto, recuerdo que cantaron mientras el padre “Untu” se balanceaba en el aire. Cantaron pequeñitos, jubilosamente, pero junto a la voz del acero y a la figura del dansak’ sus gorjeos eran como una filigrana apenas perceptible, como cuando el hombre reina y el bello universo solamente, parece, lo orna, le da el jugo vivo a su señor.

El genio de un dansak’ depende de quién vive en él: ¿el “espíritu” de una montaña (Wamani); de un precipicio cuyo silencio es transparente; de una cueva de la que salen toros de oro y “condenados” en andas de fuego? O la cascada de un río que se precipita de todo lo alto de una cordillera; o quizás sólo un pájaro, o un insecto volador que conoce el sentido de abismos, árboles, hormigas y el secreto de lo nocturno; alguno de esos pájaros “malditos” o “extraños”, el hakakllo, el chusek, o el San Jorge, negro insecto de alas rojas que devora tarántulas.

“Rasu-Ñiti” era hijo de un Wamani grande, de una montaña con nieve eterna. Él, a esa hora, le había enviado ya su “espíritu”: un cóndor gris cuya espalda blanca estaba vibrando.

Llegó “Lurucha”, el arpista del dansak’, tocando; le seguía don Pascual, el violinista. Pero el “Lurucha” comandaba siempre el dúo. Con su uña de acero hacía estallar las cuerdas de alambre y las de tripa, o las hacía gemir sangre en los pasos tristes que tienen también las danzas.

Tras de los músicos marchaba un joven: “Atok’ sayku”4, el discípulo de “Rasu-Ñiti”. También se había vestido. Pero no tocaba las tijeras; caminaba con la cabeza gacha. ¿Un dansak’ que llora? Sí, pero lloraba para adentro. Todos lo notaban.

“Rasu-Ñiti” vivía en un caserío de no más de veinte familias. Los pueblos grandes estaban a pocas leguas. Tras de los músicos venía un pequeño grupo de gente.

—¿Ves “Lurucha” al Wamani?— preguntó el dansak’ desde la habitación.
—Sí, lo veo. Es cierto. Es tu hora.
—¡“Atok’ sayku”! ¿Lo ves?

El muchacho se paró en el umbral y contempló la cabeza del dansak’.

—Aletea no más. No lo veo bien, padre.
—¿Aletea?
—Sí, maestro.
—Está bien. “Atok’ sayku” joven.
— Ya siento el cuchillo en el corazón. ¡Toca! —le dijo al arpista.

“Lurucha” tocó el jaykuy (entrada) y cambió enseguida al sisi nina (fuego hormiga), otro paso de la danza.

“Rasu-Ñiti” bailó, tambaleándose un poco. El pequeño público entró en la habitación. Los músicos y el discípulo se cuadraron contra el rayo de sol. “Rasu-Ñiti” ocupó el suelo donde la franja de sol era más baja. Le quemaban las piernas. Bailó sin hervor, casi tranquilo, el jaykuy; en el “sisi nina” sus pies se avivaron.

—¡El Wamani está aleteando grande; está aleteando! —dijo “Atok’ sayku”, mirando la cabeza del bailarín.

Danzaba ya con brío. La sombra del cuarto empezó a hen-chirse como de una cargazón de viento; el dansak’ renacía. Pero su cara, enmarcada por el pañuelo blanco, estaba más rígida, dura; sin embargo, con la mano izquierda agitaba el pañuelo rojo, como si fuera un trozo de carne que luchara. Su montera se mecía con todos sus espejos; en nada se percibía mejor el ritmo de la danza. “Lurucha” había pegado el rostro al arco del arpa. ¿De dónde bajaba o brotaba esa música? No era sólo de las cuerdas y de la madera.

—¡Ya! ¡Estoy llegando! ¡Estoy por llegar! —dijo con voz fuerte el bailarín, pero la última sílaba salió como traposa, como de la boca de un loro.

Se le paralizó una pierna

—¡Está el Wamani! ¡Tranquilo! —exclamó la mujer del dansak’ porque sintió que su hija menor temblaba.

El arpista cambió la danza al tono de Waqtay (la lucha). “Rasu-Ñiti” hizo sonar más alto las tijeras. Las elevó en dirección del rayo de sol que se iba alzando. Quedó clavado en el sitio; pero con el rostro aún más rígido y los ojos más hundidos, pudo dar una vuelta sobre su pierna viva. Entonces sus ojos dejaron de ser indiferentes; porque antes miraba como en abstracto, sin precisar a nadie. Ahora se fijaron en su hija mayor, casi con júbilo.

—El dios está creciendo. ¡Matará al caballo! —dijo.

Le faltaba ya saliva. Su lengua se movía como revolcándose en polvo.

—¡“Lurucha”! ¡Patrón! ¡Hijo! El Wamani me dice que eres de maíz blanco. De mi pecho sale tu tonada. De mi cabeza.

Y cayó al suelo. Sentado. No dejó de tocar las tijeras. La otra pierna se le había paralizado.

Con la mano izquierda sacudía el pañuelo rojo, como un pendón de chichería en los meses de viento.

“Lurucha”, que no parecía mirar al bailarín, empezó el yawar mayu (río de sangre), paso final que en todas las danzas de indios existe.

El pequeño público permaneció quieto. No se oían ruidos en el corral ni en los campos más lejanos. ¿Las gallinas y los cuyes sabían lo que pasaba, lo que significaba esa despedida?

La hija mayor del bailarín salió al corredor, despacio. Trajo en sus brazos uno de los grandes racimos de mazorcas de maíz de colores. Lo depositó en el suelo. Un cuy se atrevió también a salir de su hueco. Era macho, de pelo encrespado; con sus ojos rojísimos revisó un instante a los hombres y saltó a otro hueco. Silbó antes de entrar.

“Rasu-Ñiti” vio a la pequeña bestia. ¿Por qué tomó más impulso para seguir el ritmo lento, como el arrastrarse de un gran río turbio, del yawar mayu éste que tocaban “Lurucha” y don Pascual? “Lurucha” aquietó el endiablado ritmo de este paso de la danza. Era el yawar mayu, pero lento, hondísimo; sí, con la figura de esos ríos inmensos, cargados con las primeras lluvias; ríos, de las proximidades de la selva que marchan también lentos, bajo el sol pesado en que resaltan todos los polvos y lodos, los animales muertos y árboles que arrastran, indeteniblemente. Y estos ríos van entre montañas bajas, oscuras de árboles. No como los ríos de la sierra que se lanzan a saltos, entre la gran luz; ningún bosque los mancha y las rocas de los abismos les dan silencio.

“Rasu-Ñiti” seguía con la cabeza y las tijeras este ritmo denso. Pero el brazo con que batía el pañuelo empezó a doblarse; murió. Cayó sin control, hasta tocar la tierra.

Entonces “Rasu-Ñiti” se echó de espaldas.

—¡El Wamani aletea sobre su frente! —dijo “Atok’ sayku”.
—Ya nadie más que él lo mira —dijo entre sí la esposa—. Yo ya no lo veo.

“Lurucha” avivó el ritmo del yawar mayu. Parecía que tocaban campanas graves. El arpista no se esmeraba en recorrer con su uña de metal las cuerdas de alambre; tocaba las más extensas y gruesas. Las cuerdas de tripa. Pudo oírse entonces el canto del violín más claramente.

A la hija menor le atacó el ansia de cantar algo. Estaba agitada, pero como los demás, en actitud solemne. Quiso cantar porque vio que los dedos de su padre que aún tocaban las tijeras iban agotándose, que iban también a helarse. Y el rayo de sol se había retirado casi hasta el techo. El padre tocaba las tijeras revolcándolas un poco en la sombra fuerte que había en el suelo.

“Atok’ sayku” se separó un pequeñísimo espacio, de los músicos. La esposa del bailarín se adelantó un medio paso de la fila que formaba con sus hijas. Los otros indios estaban mudos; permanecieron más rígidos. ¿Qué iba a suceder luego? No les habían ordenado que salieran afuera.

—¡El Wamani está ya sobre el corazón! —exclamó “Atok’ sayku”, mirando.

“Rasu-Ñiti” dejó caer las tijeras. Pero siguió moviendo la cabeza y los ojos.

El arpista cambió de ritmo, tocó el illapa vivon (el borde del rayo). Todo en las cuerdas de alambre, a ritmo de cascada. El violín no lo pudo seguir. Don Pascual adoptó la misma actitud rígida del pequeño público, con el arco y el violín colgándole de las manos.

“Rasu-Ñiti” movió los ojos; la córnea, la parte blanca, parecía ser la más viva, la más lúcida. No causaba espanto. La hija menor seguía atacada por el ansia de cantar, como solía hacerlo junto al río grande, entre el olor de flores de retama que crecen a ambas orillas. Pero ahora el ansia que sentía por cantar, aunque igual en violencia, era de otro sentido. ¡Pero igual en violencia!

Duró largo, mucho tiempo, el “illapa vivon”. “Lurucha” cambiaba la melodía a cada instante, pero no el ritmo. Y ahora sí miraba al maestro. La danzante llama que brotaba de las cuerdas de alambre de su arpa, seguía como sombra el movimiento cada vez más extraviado de los ojos del dansak’; pero lo seguía. Es que “Lurucha” estaba hecho de maíz blanco, según el mensaje del Wamani. El ojo del bailarín moribundo, el arpa y las manos del músico funcionaban juntos; esa música hizo detenerse a las hormigas negras que ahora marchaban de perfil al sol, en la ventana. El mundo a veces guarda un silencio cuyo sentido sólo alguien percibe. Esta vez era por el arpa del maestro que había acompañado al gran dansak’ toda la vida, en cien pueblos, bajo miles de piedras y de toldos.
“Rasu-Ñiti” cerró los ojos. Grande se veía su cuerpo. La montera le alumbraba con sus espejos.

“Atok’ sayku” salió junto al cadáver. Se elevó ahí mismo, danzando; tocó las tijeras que brillaban. Sus pies volaban. Todos estaban mirando. “Lurucha” tocó el lucero kanchi (alumbrar de la estrella), del wallpa wak’ay (canto del gallo) con que empezaban las competencias de los dansak’, a la media noche.

—¡El Wamani aquí! ¡En mi cabeza! ¡En mi pecho, aleteando! —dijo el nuevo dansak’.

Nadie se movió.

Era él, el padre “Rasu-Ñiti”, renacido, con tendones de bestia tierna y el fuego del Wamani, su corriente de siglos aleteando.

“Lurucha” inventó los ritmos más intrincados, los más solemnes y vivos. “Atok’ sayku” los seguía, se elevaban sus piernas, sus brazos, su pañuelo, sus espejos, su montera, todo en su sitio. Y nadie volaba como ese joven dansak’; dansak’ nacido.

—¡Está bien! —dijo “Lurucha”—. ¡Está bien! Wamani contento. Ahistá en tu cabeza, el blanco de su espalda como el sol del medio día en el nevado, brillando.
—¡No lo veo! —dijo la esposa del bailarín.
—Enterraremos mañana al oscurecer al padre “Rasu-Ñiti”.
—No muerto. ¡Ajajayllas! —exclamó la hija menor—. No muerto. ¡Él mismo! ¡Bailando!

“Lurucha” miró profundamente a la muchacha. Se le acercó, casi tambaleándose, como si hubiera tomado una gran cantidad de cañazo.

—¡Cóndor necesita paloma! ¡Paloma, pues, necesita cóndor! ¡Dansak’ no muere! — le dijo.
—Por dansak’ el ojo de nadie llora. Wamani es Wamani.

(1961)

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1 Dansak: bailarín.
Rasu-Ñiti: que aplasta nieve.
2 Dios montaña que se presenta en figura de cóndor.
3 Mosca azul.
4 Que cansa al zorro.

jueves, 11 de marzo de 2010

El Señor de Qoyllur Rit'i se va...

El calor "disuelve" los rituales andinos

Laura Plitt
BBC Mundo, Enviada especial a Perú



Fiesta en honor al Señor de Qoyllur Rit'i. Foto: Foto: Vicente Revilla. Universidad de Massachussets Amherst

Ahora, los Ukukus ya no le arrancan trozos de hielo al glaciar.

"Para ser Ukuku, hay que ser fuerte, sano y no tenerle miedo a la muerte", le dice a BBC Mundo con orgullo Régulo Huamán, un hombre que durante más de 40 años encarnó a uno de los héroes más poderosos de un antiguo ritual inca, que incorpora tradiciones católicas, y que se lleva a cabo todos los año en el sur de los Andes peruanos.

Cada verano, dos días antes del Corpus Cristi, con una máscara de lana ocultando su rostro, una túnica y un látigo de cuero como única herramienta, Régulo subía al glaciar de Qollqupunku, a unos 300 kilómetros de Cuzco, para descender más tarde cargando sobre sus hombros un gigantesco trozo de hielo que luego compartía con su comunidad.

Cuando el pueblo vio que el hielo estaba desapareciendo, pensaron que el Apu (señor, en quechua) Qoyllur Rit’i los estaba abandonando, por los pecados excesivos de la gente

Régulo Huamán, Ukuku

Esta celebración, conocida como el peregrinaje en honor del Señor de Qoyllur Rit'i, (que en quechua significa estrella de la nieve) y que para Régulo constituye el último vestigio del secreto inca, ha dejado de existir como consecuencia directa del cambio climático.

O, al menos, ha dejado de existir como tal.

"Nosotros notamos que el hielo se estaba derritiendo. Cada vez había menos cantidad. Y con buen criterio, se prohibió que la gente sacara el hielo de su lugar", dice Régulo, mientras rememora sus hazañas pasadas con nostalgia.

Según el ministerio de Medio Ambiente de Perú, el país ha perdido un total del 22% de su masa glaciar. Y se calcula que para 2050, en los Andes peruanos, quedarán glaciares sólo por encima de los 6000 metros.
Régulo Huamán

Para Régulo, la decisión de no arrancar hielo del glaciar es muy acertada.

La pérdida progresiva del agua debido al retroceso de los glaciares no sólo tiene un impacto profundo en términos económicos para las comunidades agricultoras y campesinas de la región andina. Trae aparejado también un cambio en sus tradiciones.

Los devotos creen el hielo que ofrendan los Ukukus está dotado de poderes mágicos: puede curar el cuerpo, purificar el alma, hacer crecer los pastos y engordar al ganado.

"Cuando el pueblo vio que el hielo estaba desapareciendo, pensaron que el Apu (señor, en quechua) Qoyllur Rit’i los estaba abandonando, por los pecados excesivos de la gente", afirma Régulo con un dejo de tristeza.
Influencia del mundo académico
Fiesta del Señor de Qoyllur Rit'i


Miles de personas participan en esta fiesta, mezcla de rito incainco y tradición cristiana.

Que la reducción de los glaciares resulta evidente, no se discute. Sin embargo, el antropólogo cuzqueño Jorge Flores Ochoa, duda que los campesinos hayan asociado los cambios al fenómeno del calentamiento global por sí solos.

"No es que no lo hayan notado, pero ellos no han hecho una racionalización científica de su significado. Más bien, han comenzado a fijarse, incentivados por la información y la difusión de las noticias que llegan desde el sector académico. Ellos toman la información, la asimilan, y actúan en base a eso".

Por otra parte, "el clima por encima de los 2500 metros es totalmente variado, no hay estabilidad. El cambio es la norma", agrega Flores Ochoa. "Por eso no creo que los campesinos, aunque verifiquen el cambio, crean que pueda prolongarse. Y eso es válido también para las personas de la ciudad".

Aún es muy temprano para que los cambios culturales estén integrados en la mitología o en los rituales. No dudo que vaya a pasar, pero puede demorar una generación o dos

Jean-Jack Decoster, Antropólogo

Mientras que para Jean-Jack Decoster, antropólogo francés especializado en historia colonial e inca, la transformación del ritual del Señor de Qoyllur Rit’i es más bien una excepción a la regla.

"Aún es muy temprano para que los cambios culturales estén integrados en la mitología o en los rituales. No dudo que vaya a pasar, pero puede demorar una generación o dos hasta que se vuelvan parte de la cosmovisión o de los hábitos de la gente".
Los Andes sin amarillo
Mercado de Pisaq

Ahora los tejedores tienen dificultad para conseguir la planta de la que extraen el color amarillo.

Contrario a la opinión de ambos antropólogos, hay quienes dicen no sólo estar notando los cambios en el clima sino que también ven sus efectos en la vida cotidiana.

Están desapareciendo, por ejemplo, algunas variedades de papa que están ligadas a la vida cultural de los pueblos andinos, afirma Alejandro Argumedo, codirector de la organización no gubernamental Asociación Andes.

"En los bautizos se come cierta clase de papa, lo mismo ocurre en los entierros. También se usan papas específicas para ahuyentar a los ladrones o a los animales de las parcelas cultivadas. Y hay una papa llena de protuberancias que la suegra le da a la novia antes de la boda, para determinar, si la puede pelar de un solo golpe, si será un buena esposa".

Papa. Foto: Centro Internacional de la Papa

La novia debe pelar esta papa con una sola maniobra para ganarse la aprobación de la suegra.

Para Nicolás, un tejedor nativo de la comunidad de Patacancha, más allá del significado que le pueda dar a términos como calentamiento global, emisiones de carbono, o gases con efecto invernadero, los cambios son palpables.

"Antes, cuando iba caminando, recogía plantas para extraer tintura para mis tejidos. Ahora no las encuentro y las tengo que plantar, pero ya no hay agua, y eso daña mis plantaciones. Uno de los colores que ya no queda es el amarillo. Ahora está desapareciendo y tengo que reemplazarlo con anilina. No es lo mismo".

El Niño Compadrito



Es muy curioso observar en el mundo, en estos últimos años, la proliferación de innumerables cultos, sectas, iglesias y otros, que se han convertido, muchas de ellas, en negocios y otras en verdaderas centros tenebrosos de adoctrinamiento y lavado de cerebro. Esto ha llevado a la confusión y adulteración de muchos símbolos. En este caso se vé fenómenos tipo el "niño compadrito" en el Cusco, que se aparece en sueños, pero que su vestimenta y su apariencia es simplemente chocante, por no decir menos. La imagen existe en una casa antigua del Cusco y ya tiene muchísimos seguidores, los que le llevan regalos abundantes y le oran cotidianamente. El fenómeno tiene cierto símil a la Santa Muerte, muy en boga en territorios mexicanos.

Tomado de la revista Caretas (Perú)
El Fenómeno del Niño Cusqueño


Luego de tres años de investigación y realización, el documental “El Niño del Cusco” está en posproducción. Se espera su estreno en abril y concursará en festivales internacionales.
El niño más famoso del Cusco es un total desconocido. Emily, una neoyorquina de ojos claros que nunca oyó de él en los dos años que vivió en la ciudad. Su novio, cusqueño de buena cepa, tampoco. Otros cusqueños consultados lo conocen de oídas, pero nunca se animaron a buscarlo. No hay tours para verle, no le auspicia PromPerú, no tiene sitio web y no se hacen estampas ni afiches con su nombre. La Iglesia Católica prefiere no hablar de él. Y quizá el milagro mismo sea ese: tener devotos por miles y aún así mantener su misterio.
Se trata de El Niño Compadrito, deidad popular del Cusco redescubierta por una inusual dupla de documentalistas. Ella, Carla García Buscaglia, es hija del presidente Alan García; a él, Ricardo Ayala, le conocen barranquinamente como “El Anti” por un juvenil pasado agitado de noches bohemias y días radicales. “Soy atea”, dice Carla, “aunque le guardo un especial respeto a las tradiciones religiosas”. Ricardo responde también que es ateo, que le encuentra explicación racional a las cosas. A lo único que no le tiene explicación es al momento en que El Niño Compadrito se le apareció en sueños.
A Carla –impulsora del proyecto–, la historia la encontró en la forma de un artículo fechado el 25 de agosto de 1994 en CARETAS. “Cuando leí sobre El Niño Compadrito me sentí especialmente tocada, el tema me estuvo persiguiendo por años, traté de hallar la imagen y nunca pude. Hasta que un día, pregunté de nuevo por ella y resultó que la casa que lo alberga quedaba a 10 metros del hotel donde nos alojábamos. Cuando fuimos fue que empezó todo”.

La historia de una deidad popular que mantiene su misterio. El Niño solo habla en sueños.
Después de tres años de trabajo y aún dando los últimos toques de posproducción, “El Niño del Cusco” es una investigación en los orígenes del culto a una imagen de aspecto tenebroso: se dice que es el feto de un niño momificado. Su procedencia se pierde en el mito popular, y allí en la Calle Tambo de Montero, es la familia Letona quienes se encargan de cuidarle. Lleva peluca larga y de bucles, ojos azules, y tiene un guardarropa envidiable.
Declarado una herejía en 1976 por la Iglesia Católica, El Niño Compadrito debe su nombre a la cualidad de cercanía con sus fieles. “Se vuelve tu amigo, y exige que le trates como tal”, dice Ayala. “Niño Mario” es otro de los nombres con que se le conoce. Mario como Virgen María; sincretismo puro.
“Varias cosas son singulares de esta deidad popular”, explica García. “Primero que solo se manifiesta en sueños, así te enteras de su voluntad y de sus decisiones respecto a tus pedidos. Luego, él solo acepta regalos de niño: juguetes, galletas, caramelos. Y lo tercero, es que la gente acude a él por temas familiares, cotidianos. No es extraño que una señora entre y le pida respecto a la amante de su esposo: ‘Saca a esa mujer de mi camino’”. (Sandro Mairata)

jueves, 4 de marzo de 2010

Faluya: por favor, no tengan hijos

Efectos de los ataques americanos en Irak. Niños nacen con malformaciones en Faluya, obviamente tiene relación con el uso de las armas por EEUU. Una pregunta que suena cada vez más fuerte ¿Quién es el salvaje?



Redacción
BBC Mundo

Médicos en la ciudad de Faluya, en Irak, le dijeron a la BBC que se ha registrado un alarmante número de niños que nacen con problemas. Por eso, están recomendando a las mujeres de la ciudad que no tengan hijos.

En 2004 se produjeron violentos enfrentamientos en Faluya cuando las fuerzas estadounidenses reprimieron dos levantamientos en esa localidad.

Seis años después, un doctor iraquí le dijo al periodista John Simpson de la BBC que en el hospital local donde él trabaja se ven dos o tres casos diarios de recién nacidos con defectos.

Las autoridades militares de Estados Unidos responden que no han recibido ningún informe oficial que muestre un aumento en este tipo de casos en la región, agregó Simpson.

Los iraquíes culpan al armamento utilizado por los soldados de EE.UU.
El ejército estadounidense agrega que siempre contempla "con mucha seriedad" el tema de la salud pública de poblaciones que viven en zonas de combate.

"Ningún estudio hasta la fecha ha mostrado cuestiones ambientales que hayan provocado problemas de salud", dijo el director de comunicaciones del Sistema de Salud del Ejército de EE.UU., Michael Kilpatrick.

Pero Kilpatrick agregó que "artefactos que no han explotado, incluyendo explosivos improvisados, son un peligro reconocido".

En Faluya los iraquíes culpan del fenómeno a las armas usadas por las tropas estadounidenses durante los combates.

Y fue difícil encontrar a alguno de los médicos en el nuevo hospital fundado por EE.UU. en Faluya con ganas de hablar de este tema.

clic Lea: ¿Es un producto de la guerra?

"Epidemia"

Según Simpson, le dijeron que estaban temerosos de hablar porque el gobierno iraquí no quiere crear problemas para los estadounidenses.

La línea oficial es que en Faluya se registran dos o tres casos más de bebés con problemas que la tasa normal.

Simpson habló con un pediatra en la sección de atención a los niños, quien dijo ver hasta dos y tres casos por día, en su mayoría defectos cardíacos.

Esto significaría que en un lugar de tamaño mediano como Faluya habría unos mil casos de infantes con problemas por año.

Cada doctor y cada padre con los que habló el periodista de la BBC creen que el problema se originó con las armas sofisticadas utilizadas por los soldados seis años atrás.

Las ruinas de los edificios atacados fueron depositadas en el río, de donde beben los pobladores locales desde siempre.

En una casa que visitó había tres chicos sufrían parálisis o daño cerebral. "Un hombre que supo que estaba de visita en esa casa trajo a su hija para mostrármela, ella tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, y sufría de varias enfermedades".

Faluya está a un paso de una enorme epidemia y las principales víctimas son los más débiles y vulnerables de todos.

Los verdaderos filósofos del Islam Selección de textos de Sami Nashār sobre la crítica de la filosofía peripatética en el mundo islámico

Tomado del blog:
http://unviajeespiritual.blogspot.com/2010/03/los-verdaderos-filosofos-del-islam.html



PRESENTACIÓN

La selección de textos que aquí presento forma parte de un conjunto amplio de textos que sirvieron de argumentación en otro trabajo sobre la filosofía de Averroes.2 He visto oportuno reproducirlos aquí para una reflexión general sobre el destino que tomó una aproximación casi desconocida en Occidente sobre la filosofía peripatética en el mundo islámico. Me refiero aquí a la tesis del pensador egipcio Ali Samí Nashār (muerto en 1982) manifestada en sus dos principales obras: Nas’at al fikr al falsafi fi al Islam (La elaboración del pensamiento filosófico en el Islam) y Manāhijj al baht ‘inda mufakiri al islam wa ‘iktishaf al al manhaj al ‘ilmi fi al ālam al islāmi (Los métodos de investigación en los pensadores del Islam y el descubrimiento del método científico en el mundo islámico).

Por razones incomprensibles, esta aproximación pasó desapercibida durante tanto tiempo, y hasta la fecha no ha logrado su merecida atención quizás por ser una visión molesta para la ortodoxa manera de ver a la filosofía islámica bajo perjuicios males fundamentados, y tópicos demasiado ridículos.

Como se sabe, Nashār pertenecía a una escuela “fundamentalista” defensora de la “originalidad de la filosofía islámica” en la historia del pensamiento árabe moderno liderada por el Chekh Mustafa Abderrazek (1885-1947) y amplificada por el mismo Nashār gracias a la colaboración de una elite de discípulos suyos. Los representantes de dicha escuela fueron muchos y procedieron de diferentes ramas del saber: Mahmud Jhadiri, Mustafa Hilmi, Ali Hilmi, Abu Rida y Annuar Al Yundi, entre otros. Todos afirmaban que la filosofía islámica tuvo su propia y especial estructura y, por consiguiente, su peculiar personalidad. Para ello, tuvieron que repasar toda la historia del pensamiento acaecido en el ámbito árabe musulmán espíritu de la civilización islámica, y del mismo modo, su diferencia de la civilización griega. Mientras la primera fue una civilización científica y empírica, teniéndose a realizar el acto humano a la luz de una visión sensible y real, la
segunda fue una civilización teorética teniéndose a la esencia invisible de las cosas, pero no sensibles, o utilizando la terminología lógica, la civilización islámica fue una civilización inductiva, mientras que la civilización griega fue una civilización silogística.4

Creo que algo de atención debemos conceder a esta manera de ver a la filosofía islámica nada usual en los círculos académicos árabes u occidentales.

Mi propósito aquí es proporcionar, partiendo de cuantos textos traducidos directamente del árabe, una visión de aquella filosofía dicha “original” del Islam y, de paso, averiguar los argumentos sobre las cuales planteaba Samí Nashār su rechazo a la llamada “filosofía islámica” personificada en Ibn Rušhd, Avicena o Al- Fārābī, entre otros.

La totalidad de estos textos, como se puede juzgar por su tono, reflejan una porción de atrevimiento intelectual que caracterizaba a su autor y, por tanto, acreditan su elevado espíritu crítico ante la problemática de la originalidad o no de la filosofía islámica.

El conjunto de los mismos no es integral, para no decir ejemplar, porque el corpus nashariano sobre la llamada “filosofía islámica” o “filosofía en el mundo islámico” es amplio. Lo que ofrezco aquí son textos parciales, de carácter orientativo, seleccionados según un mero criterio temático.

Los títulos añadidos son para situar el lector en el contexto general de la tesis de su autor. Si esta
selección de textos, a pesar de su tamaño, llega a incitar alguna reflexión sobre la naturaleza, el destino y la significación de la filosofía peripatética en el mundo árabe y occidental, uno de los mejores objetivos de este modesto artículo logra su finalidad satisfactoriamente.

1 UN INTENTO NO ACERTADO DE CONCILIAR LA FILOSOFÍA GRIEGA CON EL
PENSAMIENTO ISLÁMICO

La filosofía griega se trasladó al mundo islámico y sin duda, algunos islámicos la siguieron. Así aparecieron Al-kindī, Al-Fārābī, Avicena e Ibn Rušhd como tantos más, pero su aportación filosófica fue algo más cercana a la interpretación y al comentario[que a otra cosa].”5

“Una vez aparecidos éstos, tomaron contacto con la misma [filosofía] según la manera en que les llegó, y compusieron, así mismo, libros filosóficos. Pero lo que nos llegó de ellos, no fue algo nuevo. Fue solamente una imagen de elementos variados e incoherentes del peripatetismo y del platonismo o neoplatonismo con desde los orígenes hasta la época del Tadwin, presentando ideas nuevas y renovadoras con las cuales afirmaban que la filosofía islámica empezó con Shafi’i (766- 820), cuya plaza en la cultura árabe era idéntica a la de Aristóteles en la filosofía griega.

Nashār llevó la misma escuela hasta límites considerables. En su libro “Los métodos de investigación en los pensadores del Islam y el descubrimiento del método científico en el mundo islámico”,3 nuestro pensador intenta interpretar el espíritu de la civilización islámica al compás del ataque que recibió la lógica griega a mano de los doctores musulmanes. En este sentido, llega a demostrar que la lógica aristotélica no logró ningún acogimiento favorable de parte de las efectivas escuelas islámicas. Al contrario, había sido atacada de las más severas maneras y enérgicamente rechazada por las mismas. Nashār creía descubrir el método emperico en los tratados de los doctores musulmanes que utilizaron el método sintético que, algunos siglos después, iba a ser conocido en Europa al empezar la civilización moderna. Según él, la existencia de tal método en los musulmanes explica el un intento, no acertado, de conciliar la filosofía griega con el pensamiento islámico.”6

[Por lo cual] “Estos filósofos no representan absolutamente nada de la originalidad filosófica islámica en lo que nos queda de sus libros.”7

“En lo que se refiere a este modelo [del pensamiento] caracterizado por los griegos, los persas y los gnósticos, no es totalmente una filosofía islámica. ¿Quien puede atreverse a decir que Al-Fārābī fue un filósofo del Islam o que Avicena representaba a la filosofía islámica en algo? Quizás Ibn Rušhd fue un poco más original que todos éstos, pero aun así fue más hipócrita cuando presentaba la doctrina islámica en uno de sus libros y la doctrina griega en los demás.”8

2 LA DOCTRINA RUSHDIANA NO ERA UNA EXPRESIÓN DEL ESPÍRITU DEL ISLAM

“La doctrina rushdiana no aparece claramente en el libro de al Kašf ‘an manahiy, pero si en sus comentarios sobre Aristóteles, en sus compendios sobre las mismas, así que en su libro Tahafut a Tahafut. Allí aparece Ibn Rušhd como un filósofo aristotélico peripatético. Sus otros libros menores son una maniobra para desviar la intención sobre su realidad como seguidor de Aristóteles. Por lo cual, sería un grave error pretender que su descubrimiento del principio del determinismo, constituye el argumento que le había apartado de Aristóteles, o su concepción de la idea -en la cual el conocimiento de las causas es la ciencia del Misterio (gayb) porque el Misterio es el conocimiento de la existencia del ser en el futuro- es un desvió de la lógica aristotélica en su conjunto.”9

“[La doctrina rushdiana no era] una doctrina original, ni tampoco una expresión del espíritu del Islam. Ibn Rušhd era magnifico entre los comentaristas de Aristóteles: se destacó de Al-Kindi, de Al-Fārābī, y de Avicena, porque se liberó de muchos de los elementos neoplatónicos que éstos habían atribuido al estagirita, particularmente la doctrina de la emanación. La doctrina rushdiana era un retorno al aristotelismo en su pura imagen como la habían conocido los filósofos peripatéticos del Islam.”10

sus obras, pero no para ello podemos decir que superó la lógica griega, pues“Ibn Rušhd aprobó a Aristóteles en la mayoría de sus propósitos. Aun así, no tuvo ningún merito en el pensamiento islámico como tampoco en ninguna área del conocimiento. De los varios casos que testifiquen su estancamiento racional es aquello sobre la causalidad. ¿Que había sido de su postura ante la misma en su Tahafut más que la aprobación de la doctrina aristotélica en la materia? (…) es verdad que Ibn Rušhd había descubierto algunas partes metódicas modernas en solamente la tocó levemente [y no pudo tratarla con la requerida profundidad].”11

“El racionalismo de los filósofos peripatéticos o neoplatónicos del Islam era un racionalismo imitador (…) Al-Kindi, Al-Fārābī, Avicena e Ibn Rušhd eran imitadores de los griegos, ya que el imitador no es racionalista. Lo que de racionalismo original tuvieron Al-Kindī e Ibn Rušhd fue traído de los Mu’tazilíes y de los Māturidies y otros pensadores musulmanes. Por lo que se refiere a la Infalibilidad de Aristóteles, atribuida a Al- Kindi e Ibn Rušhd, es una imitación siega, confusa y nada coherente. Éstos fueron pretendientes de la filosofía, motafalsifa y no filósofos. (…) son hombres de la filosofía islámica y no musulmana.

La creación filosófica en el Islam empezó con los Mu’tazilíes y allí reside la verdadera filosofía del Islam.”12

“los pensadores del Islam, los representantes de su espíritu, no toleraron la filosofía aristotélica, ni tampoco aceptaron su lógica (…) la filosofía de Ibn Rušhd está concluida, y no queda de ella en la mente de los musulmanes ni una sola huella, mientras que la doctrina Aš’arie persiste hasta en sus corazones.13 ¿Como podría haber persistido en aquellas mentes e influir en la sociedad musulmana y no haya sido más que una “opulencia intelectual?”14

3 LOS VERDADEROS REPRESENTANTES DEL ESPÍRITU DEL ISLAM

“Podríamos no acertar cuando digamos que Avicena representa al Islam y no Al- Gazali. Avicena no fue un pensador musulmán, y no representaba para nada la civilización islámica. Nadie con un poco de buen sentido creyera que Al-Shifa fue una manifestación de la idea islámica o de su espíritu islámico. Es pura filosofía griega, mientras que El Tahāfut al-falāsifa de Al-Gazali representaba el verdadero espíritu del Islam. Quizás Ibn Rušhd había podido dar cuenta de ello y compuso El Kašf ‘an manāhiŷ bajo una forma islámica, opuesta a su quehacer filosófico en los comentarios a Aristóteles y en su libro Tahāfut al-Tahāfut, que fue desviado del pensamiento islámico y seguía el espíritu griego, rechazado totalmente por el Islam.”15

“El influjo de Aristóteles era limitado en círculos aislados en el pensamiento islámico, el de los filósofos. El influjo platónico, según creen sus partidarios, se notaba en los círculos de los mutakallimūn y, éstos, eran los verdaderos portavoces del pensamiento islámico (..) la obra de Aristóteles, por otro lado, pasó al árabe, pero los verdaderos filósofos del Islam, los mutakallimūn, consideraron al Estagirita como el gran filósofo del ateismo: habló de la eternidad del mundo, de la muerte, de las almas individuales; negó su existencia en el tiempo, y desde luego, negó el conocimiento de las particulares por parte de Dios y su unicidad en la eternidad, considerándolo, nada más, que un movedor de la eterna materia. Los pensadores del Islam, verdaderos representantes de su espíritu, fueron unánimes en su anatema, como a todos sus seguidores. No le quedaba pues a Aristóteles, junto a Platón, ninguna importancia, excepto la de la lógica (...) sin embargo, los musulmanes no se aprovecharon de ésta hasta bien entrado el siglo V de la Hégira y pese a ello, fue atacada por todos los filósofos islámicos, menos algunos peripatéticos islámicos que no representaban para nada el Islam, ni expresaban la originalidad de su civilización.”16

“[Los Sunníes, los Mu’tazilíes, y los Shíes moderados, como verdaderos pensadores del Islam que eran, tampoco aceptaron el “pitagorismo”, excepto entre aquellos que tomaron la idea de la cifra doce y su santidad en las “Sectas de los Doce”. E incluso, podríamos] “hallar varios filósofos y lógicos tal Abu Sulaiman Sayyistani quien atacó duramente la idea de la coherencia entre filosofía y Šarî‘a, originaria de los Hermanos de la Pureza, juntando cada una con su propio método: la religión con el libro, y la filosofía con la razón.”17

“De manera general, los seguidores de Pitágoras tuvieron pocos adeptos en el Islam. Pero los representantes de éste, es decir, los mutakallimūn, no toleraron jamás esta escuela del que los Hermanos de la Pureza eran originarios, y por la que se consideraron ismailíes y cármatas. Al-Kindi y su escuela fueron atacados y tachados de ateismo y expulsados del círculo musulmán, como había ocurrido con Al-Razi, bien por su pitagorismo, bien por su platonismo.”18

4 ¿TUVIERON UNA LÓGICA PROPIA LOS VERDADEROS PENSADORES
MUSULMANES?

“Hace ya más tiempo que se consumió la idea de que los musulmanes habían utilizado la lógica griega, y la consideraron como método propio en sus investigaciones. Pero ¿tenían otro método si habían rechazado la lógica analógica?

La respuesta decisiva sobre esta pregunta es que efectivamente, los musulmanes inventaron, de manera completa, la lógica inductiva. El rasgo más importante de este método es que fue receptivo o especulativo. Los musulmanes empezaron por el campo de la definición (had) que estaba totalmente diferente de la definición aristotélica. La definición en los Ulama musulmanes no es el conocimiento de la esencia, pero es la interpretación del nombre de la definición y sus atributos en quien la utilice. (…) existe [también] en los musulmanes una negación a los predicables supremos siendo éstas la materia prima de la demostración en Aristóteles. [Llegaron también] a la investigación inductiva con plena armonía con el núcleo de la investigación misma.”19

“Y si nos trasladamos a la mentalidad islámica, nos encontramos ante el hecho de que estaba formada por cuatro fundamentos: el origen (‘asl), la razón (‘illa) y el juicio (hukm). [Sin embargo] los musulmanes entendieron la ‘illa de manera diferente a Aristóteles, a saber, una producción sucesiva de dos acciones, la una después de la otra, y no como “relación necesaria racional“. (…) Estos son algunos fundamentos islámicos empíricos llevados a cabo por los musulmanes como método completo desarrollado en un ambiente islámico, predicado por El Corán y la Sunna, desde las cuales pasó a al Fiqh y de allí a la practica, pasándose por la ciencia y el derecho.”20

“La pura lógica islámica, emanada del espíritu del Islam, es una lógica dinámica, y en ese rasgo se parece a la lógica de Heráclites [388-312 a. C.], pero con total diferencia cuanto a los medios y a los fines.”21

“La lógica islámica es una lógica “dinámica”, contrariamente a la griega [que era estática]. Si se parece a la de Heráclites, es por su dinamismo, y no por sus medios y fines. Por eso es inadmisible creer que la lógica griega es una expresión de la civilización islámica, porque se basa totalmente sobre la metafísica aristotélica.

Mientras la otra, la islámica, es una lógica “inductiva”, basada totalmente sobre el Alcorán y la Sunna, y por consiguiente, es la verdadera representante del pensamiento islámico.”22

5 LA METAFÍSICA DEL ISLAM EMANADA DE ALCORÁN

“El Islam presentó su metafísica coránica, cuya esencia estaba opuesta al espíritu de la filosofía griega. Ésta era una melodía pesimista, expresión de una nación atea, no conoció jamás las delicias de la revelación, ni oyó sus bellísimos cánticos; si bien había esperado, según Platón, alcanzar sus caminos. Declaró su total fe en la extinción (al Fanâ) eterna de la persona, y la eternidad absoluta del genero, y así no llegó a conocer la resurrección ni al creador. Buscó en las entrañas de la razón, empezó a demostrar, de una manera exacta y profunda, lo que pudo interpretar de los fenómenos de la existencia, la naturaleza y del hombre, pero jamás entendió que había una potencia más allá de lo racional que pudiese revelar al hombre las verdades del cosmos, el mundo del más allá, y le pudiese hacerle creer en todas las verdades, y le hiciese vivirlas él mismo. ¿Pudo revelar el espíritu griego la idea del creador, imaginar la creación ex nihilo y creer en la resurrección carnal donde se recupere -si fuera preciso usar su terminología- la forma y la materia? ¿Cómo, pues, pudo alguien haber dijo que esta fitna griega, llegó al mundo islámico, impresionó a todo el mundo, y se hizo título de una civilización basada sobre conceptos
absolutos contrarios, claro está, a aquellos conceptos racionales predicados por la filosofía griega?23

“El Corán definió su metafísica, su física y su sistema humanístico. No exigió a los musulmanes prescindir de este sistema filosófico completo, pero les apeló a experimentar la vida y explorar métodos que les condujeron en sus múltiples senderos. Las circunstancias exteriores vinieron después a sacudir la estructura del edificio [musulmán], pero nadie pueda negar las gestaciones de las estructuras internas y su anhelo para construir un original pensamiento islámico.”24

6 LA GRAMÁTICA COMO CAMPO REPRESENTATIVO DE LA ORIGINALIDAD Y
PERSONALIDAD DE LA FILOSOFÍA ISLÁMICA

“La creación de la gramática, como objeto de investigación intelectiva o racional, fue uno de los más importantes fenómenos acaecidos en el mundo islámico. El idioma, como tal, fue el órgano más representativo del nuevo estado islámico.

Cuando las conquistas se calmaron, las diferentes razas del Islam empezaron plenamente a usarle, y exactamente, desde que el Islam aprobase su universalidad.

En este idioma, se encontraba el legado de todos los musulmanes. Poco a poco, la gramática empezó a construirse, primeramente, sobre exigencias lingüísticas, y después, tomó su plenitud con El Anbari [885-916] en el siglo quinto de la Hégira.

No cabe dudad de que se influyó por la jurisprudencia o Usul al Fiqh. En lo más profundo del idioma, y en algunas partes de la gramática, existe una pura filosofía islámica del tiempo, del pretérito, del presente, la noción del futuro, la idea de la causa, e incluso la de la analogía racional y gramática.”25

“El misticismo sunní siguió su destino negando los propósitos del misticismo filosófico [fusión (hulûl) y panteísmo] tomados, en su mayoría de doctrinas extrañas, empezó a definir sus aspectos y llevó a cabo, su dominación sobre el campo ético en el mundo islámico. Surgió del Islam y de la Sunna y acabó en los mismos. El misticismo sunní representaba a la sociedad musulmana desde un punto de vista original. Fue una revolución social sobre la opulencia de la razón de los filósofos y mutakallimūn de un lado, y contra la opulencia económica y social de la clase alta, los ricos del Estado y los grandes mercaderes. Y así nos llegó un legado eterno que contiene doctrinas de gran armonía, que tratan sobre los más estrictos lates cordiales, hablan sobre la experiencia mística (zawq) en el Islam y descubren la idea de la conciencia (damir) (...) también el misticismo sunní fue una revolución de los débiles y de los pobres contra una sociedad corrompida, social y económicamente.”26

7 ALGUNOS DESTACADOS PENSADORES DE LA VERDADERA FILOSOFÍA ISLÁMICA

“Al-Alăf [muerto en 849 era] el primer filósofo de los Mu’tazilíes sin rival alguno y el primer representante de la filosofía islámica quien, desde una originalidad intelectual magnifica, formuló una doctrina filosófica coherente”; 27 [o] Anazam [muerto en 845], al que sus huellas fueron patentes en los más destacados pensadores del Islam.”28

“Cuando Abu al Hassan Aš’arie formuló la doctrina [aš’arie], llegaron después sus discípulos del Oriente y de Occidente, y crearon la ciencia islámica. Así no podemos encontrar alguien igual al Bāqilāni, al Imam al Haramain Alyoaini, y Algazali, Al-Razi, Al ‘Amidi, y numerosos filósofos de la doctrina aš’arie en el pasado y en el presente. Mientras el método rushdiano fue el de la lógica aristotélica, los Aš’aries inventaron una nueva lógica islámica con la cual anticiparon los lógicos modernos, luego pasaron a formular una metafísica islámica basada sobre la metafísica coránica, crearon asimismo una doctrina sobre los atributos [divinos] que estaba en plena armonía con su propia metafísica, y eligieron el tema de la partícula indivisible, que los Mu’tazilíes habían tratado antes.

Desde la naturaleza, se trasladaron al hombre y a su plaza en el mundo natural acorde con la metafísica coránica en Dios y sus atributos.”29

“En su mayoría, las ideas filosóficas de los Chiítas Duodécimanos (Shi'a Izna 'Ashariyya) están puramente islámicas. Pero, fuera de éstas, podemos encontrar varios elementos extranjeros ajenos al pensamiento islámico. De los elementos más graves infiltrados en el pensamiento chiíta- y generalmente en todo el pensamiento islámico- se destaca la cábala judía.30

8 UNA ADVERTENCIA: PENSADORES “ISLÁMICOS” Y PENSADORES “MUSULMANES”

“[De todo lo dicho, debemos siempre diferenciar] entre pensadores “islámicos” con nombres islámicos, que adquirieron el legado griego en su totalidad, y trataron de conciliarlo con el Islam, y entre pensadores “musulmanes” que, teniendo una filosofía emanada del Corán y de la Sunna, tuvieron que expresarse de una manera original sobre la estructura intrínseca a la sociedad islámica en donde vivían, asimilados por ella, o asimilada por ellos. Los primeros, no crearon nada, eran intérpretes del pensamiento griego, casi a la manera de los últimos comentaristas alejandrinos. Los segundos, al contrario, eran verdaderamente filósofos del Islam y eran los portavoces de sus estructuras culturales, políticas, sociales y económicas.”31

por los siríacos, jacobinos, nestorianos y sabeos, ayudados por príncipes soñadores“La verdadera filosofía islámica no trató con la filosofía desde el punto en que termine en el neoplatonismo. Ésta había sido recibida por hombres que se educaron en el mundo islámico, y que no tuvieron otro remedio que dedicarse a filosofar. Pero los verdaderos hombres de la filosofía musulmana estaban elaborando, en sus círculos, una concepción filosófica nueva, más lejos de aquella filosofía selectiva, conciliadora, cultivada por los griegos, y que había sido traída en sus lujosos castillos (…) la filosofía islámica [pues] es algo más grande y más madura de la última. Es una filosofía completa en su expresión sobre el verdadero Islam. Sus representantes son musulmanes de carne y espíritu. Esta filosofía islámica, la de los Mutakallimūn, entre Aš’aries, Maturidíes, Mu’tazilíes, Shíes moderados, Sufíes conforme a la Sunna, rechazaron la filosofía de los griegos,
incluso la refutaron.”32

Mohamed Bilal Achmal1

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Notas:



1 Mohamed Bilal Achmal (Tetouan, Marruecos, 1963), es escritor y catedrático de filosofía y pensamiento islámico en el Instituto Kadi Ibn al-Arabi, Tetouan, Marruecos. Ha publicado artículos tanto en castellano como en árabe en revistas especializadas, españolas y marroquíes, sobre temática filosófica occidental y musulmana, especialmente sobre Ortega y Gasset.
2 El presente artículo es parte de un amplio trabajo realizado bajo la dirección de la profesora Idoia Maiza Ozcoidi en el Departamento de Filosofía de la UNED, Madrid.
3 La primera edición de este libro remonta al año 1947. La que hemos consultado es la de Dar al-
M’arif, El Cairo, 1978 en su cuarta edición.
4 Hemos escogido los mismos datos de Nashār en la introducción de su libro “Nas’at Al Fikr al
Islami Fi al Islam”, t., I, sexta edición, Dar al Ma’arif, El Cairo, 1977, p., 520.
5 Nashār, Nas’at Al Fikr al Islami Fi al Islam., t., I, p.48.
6 Ibíd., p., 49.
7 Ibíd., p., 47.
8 Ibíd., p., 184.
9 Ibíd., p., 524.
10 Ibíd., p., 522.
11 Ibíd., p., 524.
12 Ibíd., de la introducción a la sexta edición del año 1974, p., 18.
13 Ibíd., p., 524.
14 Ibíd., p., 25.
15 Ibíd., 167.
16 Ibíd., 166.
17 Ibíd., 129.
18 Ibíd., p., 132.
19 Ibíd., p., 38-40
20 Ibíd., p., 40-43.
21 Ibíd., p., 140.
22 Ibíd., p., 167.
23 Ibíd., p., 120.
24 Ibíd., p., 224.
25 Ibíd., p., 55-56.
26 Ibíd., p., 53
27 Ibíd., p., 443.
28 Ibíd., p., 502.
29 Ibíd., p., 524.
30 Nashār, Nas’at Al Fikr al Islami Fi al Islam., de la introducción a la cuarta edición t., II, sexta
edición, El Cairo, 1977, p., 13.
31 Ibíd., p., 52.
32 Ibíd., p., 184.

martes, 2 de marzo de 2010

La casa del futuro es... de plástico



Una compañía en Gales, en el Reino Unido, desarrolló un método para construir casas con residuos plásticos.

Televisores viejos y cables son algunos de los objetos que se reciclan para elaborar un nuevo material llamado TPR o Thermo Poly Rock.

La empresa, Affresol, asegura que construir cada casa lleva cuatro días y el costo es de unos US$60.000.

En este video de BBC Mundo le mostramos cómo se ve lo que muchos consideran la casa del futuro.

El poder de la Corte Constitucional colombiana



Hernando Salazar
BBC Mundo, Colombia


¿Qué tanto poder deben tener los jueces en una democracia? Si es muy grande, ¿los gobiernos terminan siendo "de los jueces"?

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Las preguntas surgen después de que la Corte Constitucional de Colombia derogara la convocatoria a un referendo sobre un tercer período de Álvaro Uribe en la presidencia.

Pero la Corte no solo tumbó la ley por vicios en su trámite en el Congreso, por siete votos a favor y dos en contra, sino que fue más allá. Por cinco votos a favor y cuatro en contra, el tribunal consideró que no es viable que una persona ocupe por tercera vez la presidencia.

Según la Corte, eso no es posible porque sustituiría el modelo político adoptado en 1991, cuando Colombia se declaró como un estado social de derecho.

Mientras la decisión de la Corte sobre los vicios de trámite fue aceptada con frustración por los uribistas, la segunda, sobre el fondo del asunto, ha generado ciertas molestias.

En el diario "El Tiempo", la influyente columnista María Isabel Rueda señaló que la Corte "conjuró una dictadura constitucional", porque le cerró el paso a períodos indefinidos, pero se preguntó si "es bueno que nueve señores (los magistrados de la Corte) se queden con la llave de la Constitución".

"Claro que sí, la Corte es la guardiana de la integridad de la constitución", respondió en diálogo con BBC Mundo Edgardo Maya, ex procurador (inspector) general.

clic Lea: "No" a la reelección de Uribe

¿Cláusulas pétreas?
Por el contrario, el ex consejero presidencial José Obdulio Gaviria, un hombre muy cercano a Uribe, le comenta a BBC Mundo que es un "embuste" que haya "cláusulas pétreas" en la constitución colombiana.


La Corte Constitucional de Colombia está formada por nueve magistrados.
Esas cláusulas son las que tienen algunas constituciones como las de Francia o Alemania, que no permiten que se toquen asuntos como los derechos humanos, le explica a BBC Mundo Mario Madrid-Malo, ex conjuez de la Corte Constitucional.

"A diferencia de Francia y Alemania, donde esas cláusulas son explícitas, en Colombia han sido el fruto de la jurisprudencia y la doctrina de la Corte Constitucional", añade el experto.

En la práctica, la decisión sobre el referendo, anunciada el viernes pasado, convierte el tema del tercer período presidencial en una especie de cláusula pétrea, que según la mayoría de la Corte puede alterar la fisonomía esencial del sistema político. Una cláusula que solo podría ser modificada por mecanismos muy especiales, como una Asamblea Constituyente.

Pero Gaviria no comparte esa decisión y dice que Colombia no puede imitar lo que ha sucedido en otros países, como Honduras, donde "la Constitución prohibió reformar la reelección presidencial".

clic Participe: ¿Está de acuerdo con el freno a un tercer mandato de Uribe?

¿Insistencia ante el Congreso?
"Eso sería rondar el fascismo", añade y admite que no descarta que en un futuro el uribismo impulse en el Congreso una reforma constitucional que permita que una misma persona pueda estar tres períodos en la presidencia.


Uribe no podrá ser reelegido.

No sería la primera vez que quienes apoyan a Uribe intentan revocar, en el Congreso, una decisión adoptada por la Corte. Hace poco el legislativo colombiano penalizó nuevamente la posesión de dosis personales de drogas ilícitas, que había sido despenalizada por la Corte en 1994.

Gaviria, quien forma parte del Partido de la U, advierte que "nadie, en un país democrático como Colombia, va a permitir que la arbitrariedad, por más que los sujetos sean magistrados, se convierta en mecanismo legislativo cuando su función es solamente judicial".

Y Maya responde que "los que aseguran que la Corte se extralimitó son los que defendían los vicios del referendo".

Óscar Guardiola, un profesor colombiano que enseña derecho en la Universidad de Birbeck en Londres, le dice a BBC Mundo que "defender la ley, que es lo que hacen los jueces no electos, es una regla fundamental del juego democrático. Su fuente última es el pueblo y, por lo tanto, afirmar que 'ganó la ley pero perdió el pueblo' es un malentendido que debe rechazarse con toda firmeza".

Ni dictadura constitucional, ni gobierno de los jueces
Óscar Guardiola
Guardiola advierte: "ni dictadura constitucional, ni gobierno de los jueces".

"Los jueces - que en últimas respondieron a los argumentos de organizaciones populares que se movilizaron y aparecieron con argumentos y acciones directas frente a la Corte - evitaron que se inscribiera una 'dictadura perfecta' en la constitución colombiana", añade.

La controversia sobre los jueces frente a la reelección también gira alrededor de la aplicación de la acción de tutela, el recurso de amparo creado en Colombia en 1991.

Mientras que Gaviria sostiene que los fallos de recursos de amparo que le ordenan gastos al gobierno deben corregirse, porque "ponen patas arriba la estabilidad fiscal", Maya los defiende.

"En un país donde se cometen tantas injusticias por lo menos hay acción de tutela. Y, ay de quien se atreva a modificarla. Esa es la figura más popular que tiene nuestra constitución", enfatiza.

El debate sobre el papel de los jueces apenas empieza y seguramente continuará cuando se conozca en su integridad el texto de la sentencia que echó abajo el referendo sobre la segunda reelección.